jueves, 18 de mayo de 2017

IRRESISTIBLE: CAPITULO 4





A las ocho y media Pedro apareció en la puerta de la cocina, y de nuevo, experimentó una extraña sensación al verlo. 


¿Por qué reaccionaba así ante un completo extraño? En realidad, no sabía nada sobre él. Parecía un hombre normal, agradable, pero ¿cómo iba a saber si lo era de verdad? Ni siquiera sabía por qué estaba allí de vacaciones, en un pueblo tan apartado. En general, era más que capaz de cuidar de sí misma, pero había algo en Pedro Alfonso que la tenía preocupada.


Y pronto se quedarían solos en la casa…


—¿Ocurre algo?


—No, no. Es que no le había visto entrar. La cena aún no está lista, pero acabaré enseguida.


—¿Puedo ayudarla? —preguntó él, dando un paso adelante.


Paula negó con la cabeza, nerviosa. Su trabajo consistía en hacer que los clientes se sintieran cómodos y felices en el hostal. Entonces, ¿por qué demonios le costaba tanto hacer su trabajo con aquel hombre?


—Juana bajará enseguida. Además, es mi obligación cuidar de usted, no al revés.


—Sí, claro —Pedro se apoyó en la nevera—. Pero pensé que no íbamos a ser tan formales…


Sólo iba a estar allí un par de semanas, pensó ella. ¿Qué daño podía hacer mostrarse simpática? Aquellas dudas eran una bobada. Al fin y al cabo, se marcharía en poco tiempo.


—Podemos cenar en la cocina o en el comedor, como prefiera…


—No sé… ¿En el comedor?


—Muy bien. Si no le importa poner la mesa…


Paula le ofreció un mantel y unos cubiertos.


—Claro que no.


Al tomar los cubiertos sus dedos se rozaron y ella contuvo el aliento, pero Pedro se dio la vuelta como si no hubiera pasado nada.


Sólo ella sabía que sí había pasado. Y ésa era muy mala noticia.




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