miércoles, 8 de marzo de 2017

HASTA EL FIN DEL MUNDO: CAPITULO 11




Paula esperó todo el día a que Pedro apareciera y le soltara alguna de sus habituales impertinencias.


Pero él no apareció.


Ella había trabajado durante más de doce horas porque iba a celebrarse la primera cena formal del crucero y todas las mujeres querían estar perfectas. Habían hablado y cotilleado sobre todo tipo de cosas.


Pero no había oído nada sobre Pedro, ni tampoco lo había visto.


De no haber sido por una nueva llamada de atención de Simone, habría llegado a pensar que había sido un sueño. Pero su supervisora había ido tras ella cuando se disponía a salir de la peluquería al final de su larga jornada.


—¿Ese hombre es su amante? Me refiero al vaquero.


—¡No!


Simone arqueó las cejas en un expresivo gesto de incredulidad.


—¿No? Pero ha dicho que ha venido a verla.


—Solo para molestarme —¿cómo podía explicar la antagonista relación que tenía con Pedro?—. Seguro que se sorprendió de verme tanto como yo me sorprendí.


—¿No sabía que estaba usted aquí?


Paula se humedeció los labios.


—Yo… no lo sé.


—Vaya… —dijo la mujer en un tono amenazador—. Bueno, usted conoce las reglas.


—Sí.


Simone asintió.


—Divertimos a nuestros pasajeros, bebemos con ellos, pero no nos acostamos con ellos.


—¡Por supuesto que no!


—Espero que lo recuerde —le ordenó la mujer.


Como si Paula necesitara una orden semejante.


Nadie tenía que decirle que no se acostara con Pedro Alfonso, eso era algo que jamás haría.




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