miércoles, 4 de enero de 2017

CHANTAJE: CAPITULO 26




MIENTRAS Theo Kouropoulos estudiaba los documentos que tenía ante sí, Paula se quedó mirando fijamente a la mesa.


Estaba aterrorizada porque no estaba acostumbrada a aquellos juegos tan elaborados. Sabía que Pedro deseaba desesperadamente hacerse con la isla, pero nada en su lenguaje corporal lo revelaba.


-Quieres cerrar el complejo turístico -comentó Kouropoulos.


-Efectivamente -contestó Pedro.


-Es cierto que no va todo lo bien que tendría que ir, pero con una pequeña inversión...


-No me interesa el complejo turístico. Quiero la isla para algo completamente diferente.


-¿Para qué? -quiso saber Kouropoulos.


-Por razones personales -contestó Pedro en inglés pasándose a continuación al griego.


Durante unos minutos, Kouropoulos y él hablaron en griego sin que Marina y Paula comprendieran una sola palabra de la conversación.


De repente, Kouropoulos la miró con una gran sonrisa.


Confundida, Paula miró a Pedro.


-Le estaba contando a Theo nuestros planes -le dijo él.


¿Sus planes?


-A millones de mujeres se les va a romper el corazón, Paula -comentó Kouropoulos chasqueando la lengua-. Reconozco que estaba empezando a perder las esperanzas de que Pedro arreglara su matrimonio.


¿.Cómo?


Paula volvió a mirar a Pedro en busca de respuestas.


--Le estaba contando a Theo que no nos vamos a divorciar -dijo Pedro mirándola a los ojos-. Jamás. Le he dicho que quiero esta isla para mi esposa y para nuestros hijos.


Paula lo miró sorprendida, pero consiguió disimular. Durante unos segundos, se permitió el lujo de creer que era verdad.


Cuando recordó lo mucho que Pedro deseaba comprar la isla, se dio cuenta de que por supuesto no lo había dicho en serio.


-Creí que no viviría para ver este día -comentó Kouropoulos.


-Yo también, pero eso fue antes de darme cuenta de que estaba enamorado.


-Si no os vais a divorciar, ¿por qué no lleva Paula la alianza? -quiso saber Marina.


-Porque se la están ajustando -sonrió Pedro-, pero nunca más se la va a quitar -añadió mirando a Marina con frialdad.


Marina palideció al comprender el mensaje.


-No dejes que te engañen, Theo. Llevan cinco años separados. Todo esto es una farsa para que les vendas la isla.


-Nuestra historia no es una farsa -les aseguró Paula-. Soy la mujer más afortunada del mundo.


Pedro la miró complacido y la agarró de la mano.


-Es cierto que nuestra relación ha sido tempestuosa -admitió-, pero eso es parte del encanto. Sin embargo, hemos pasado demasiado tiempo peleándonos.


Paula sintió que el corazón le daba un vuelco.


Si no hubiera sabido que no era verdad, habría jurado que Pedro estaba hablando en serio.


-En cuanto tenga la isla, se deshará de ti -le advirtió Marina.


-Jamás me separaré de Paula -le aseguró Pedro con un brillo especial en los ojos-. Entonces, ¿me vendas la isla? -le preguntó a Kouropoulos.


-Sí, a tu padre le hubiera encantado.


Ante aquellas palabras, Pedro se tensó.


-Mi abogado llegará en unas horas para hablar con los tuyos.


Kouropoulos asintió poniéndose en pie y estrechándole la mano.


-Espero que os quedéis unos días más.


-Sí, quedaos -les dijo Marina-. Sería una pena que os fuerais cuando las cosas se están poniendo interesantes.


Paula no se fiaba de aquella mujer lo más mínimo. ¿Por qué querría que se quedaran?


Mientras salían de la villa de Kouropoulos, Paula se dijo que iban a tener que tener cuidado con Marina porque sabía por experiencia que, cuando estaba celosa, y en aquel momento lo estaba y mucho, podía resultar peligrosa.






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