miércoles, 4 de enero de 2017

CHANTAJE: CAPITULO 24






Cuando se aseguró de que estaba dormida, Pedro salió a la terraza y se quedó mirándola.


De repente, sintió algo que no había sentido jamás,
Culpa.


Se sentía culpable porque Paula no tenía entonces más que veintiún años y él la había machacado personal y profesional mente.


Jamás había tratado a una persona con tan poca compasión. 


No había ido a hablar con ella, no había pedido explicaciones porque había dado por hecho que Paula era como todas las mujeres que había conocido en su vida, infieles y codiciosas.


Pedro se preguntó por qué la había echado de su lado con tantas prisas.


Tras mirarla durante un rato, comprendió por qué lo había hecho. Por primera vez en su vida, había visto amenazado su bienestar emocional.


Por primera vez en su vida, una mujer le importaba de verdad.


Por primera vez en su vida, se había enamorado.


Pedro cerró los ojos y aceptó la verdad.


Se había casado con ella por amor.


Y por amor jamás había querido divorciarse de ella.


El amor había alimentado los celos que había sentido cuando la había encontrado con Farrer.


Ahora entendía por qué Paula se había negado a trabajar para él la segunda vez. La primera debía de haberla dejado tan traumatizada que no quería repetir la experiencia.


Pedro pensó que, de haber podido elegir, desde luego, no habría ido con él a la isla, pero él la había obligado con su chantaje.


Entonces, decidió enfrentarse al reto más importante de su vida: convencerla de que no se divorciara de él.





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