martes, 4 de octubre de 2016

LA PROXIMA VEZ... : CAPITULO 9




Cuatro de julio.


—¿QUE es esto? —preguntó Elisabeth con fingida inocencia, al recoger un elegante camisón que se encontraba sobre la cama de Paula.


—¿A ti qué te parece? —fue la respuesta de Paula.


—Pura seducción —contestó Eli y se sentó en el borde de la cama. Miró con curiosidad a Paula—. Hablame de nuevo acerca de este fin de semana. ¿Qué está planeando Pedro?


—Ha alquilado una cabaña en Hilton Head —explicó Paula.


—Vaya, vaya —dijo Eli con tono de aprobación—. Al parecer las cosas van bien.


—Es una buena persona —indicó Paula y miró a su amiga.


—¿Acaso he sugerido otra cosa? —preguntó Eli—. Aunque lo hubiera sugerido, no tienes por qué justificarte conmigo.


—Eso es cierto —asintió Paula. Al notar la expresión divertida de su amiga, suspiró y se sentó en la cama, a su lado—. ¿Por qué me siento como una adolescente saliendo por primera vez con un chico sin que sus padres se enteren?


—Porque no le has hablado a tu madre de Pedro —explicó Eli de inmediato—. ¿Por qué te preocupa eso tanto? Ya has pasado la edad en que tenías que dar cuenta a alguien de tus acciones.


—Lo sé —indicó Paula—, pero mamá se siente herida, porqué no pasaré los días festivos con toda la familia, en Carolina del Norte. También está convencida de que me voy a quedar sentada aquí, sollozando. Ya sabes lo que piensa ella respecto a esa clase de autocompasión.


—Entonces, dile la verdad —sugirió Eli—. Dile que sollozar es lo último que se te pasaría por la cabeza en estos días.


—¡Eli!


—Bueno, es la verdad, ¿no es así? Nunca te había visto tan feliz. Tal vez ella se alegre de saber que hay un hombre nuevo en tu vida. Dejaría de preocuparse tanto.


—Debes de estar bromeando —señaló Paula—. Mi madre es una profesional de la preocupación. No, si se lo digo, lo estropeará todo. Ya la has visto en acción. Hará que papá investigue el crédito que tiene Pedro. Después, lo llamará y lo invitará a Atlanta, para someterlo a una inspección completa. Todavía no estoy lista para enfrentarme con todo eso. Dudo también que Pedro lo esté. No es la clase de hombre al que le gusta que lo sometan a una inspección para conseguir aprobación, como si fuera un artículo comercial.


—¿No crees que lo soportará? —preguntó Elisabeth—. Por lo que has dicho, ese hombre podría pasar una inspección de seguridad del gobierno.


—Las exigencias de mamá son todavía superiores —le aseguró Paula—. Sin embargo, Pedro pasaría la inspección.


—Entonces, tal vez en realidad lo que temes es que él conozca a tu familia. La familia Chaves tal vez lo intimide —indicó Eli.


—Dudo que alguien pueda intimidar a Pedro. Lo que ocurre es que no es el momento adecuado —observó Paula—. La relación todavía es muy reciente. Quizá no llegue a nada importante. ¿Para qué someterla a una inspección?


—Ni por un momento has pensado que no sea importante —señaló Eli. Paula la miró sorprendida.


—Parece que tienes más confianza que yo en ello —comentó Paula—. ¿Cómo es eso?


Elisabeth le quitó el hermoso camisón a Paula de las manos y lo agitó en el aire.


—Esto —respondió Eli——. Eres demasiado puritana como para llevar algo tan provocativo, si no estuvieras muy enamorada de ese hombre.


La observación de Eli hizo que el corazón de Paula latiera aceleradamente.


—Estoy intrigada —respondió Paula, ignorando los fuertes latidos de su corazón—. No estoy enamorada.


—¿Por eso llevas sedas y encajes? Es el amor loco y apasionado el que necesita de sedas y encajes —aseguró Eli—. ¿Intentas convencerme de que no estás enamorada de Pedro?


Paula recordó la tierna seducción de los labios de Pedro, sus caricias provocativas y se emocionó.


—Diría que es una descripción bastante correcta —admitió Paula—. Eli, ¿qué le voy a hacer? No soy la clase de mujer que tiene una aventura cada fin de semana. Eso va contra todo lo que me han enseñado.


—No estamos hablando solamente de sexo —comentó Eli—. Pedro y tú habéis empezado a interesaros el uno en el otro. No hay nada de malo en una aventura de fin de semana, en especial si se trata del proceso natural de una relación importante.


—¿En qué libro de Psicología has leído eso? —preguntó Paula.


—En ninguno —respondió Eli—. Eso pertenece a los derechos románticos. Ya es hora de que los estudies —sugirió Elisabeth—. El siguiente es que no llegues tarde. Termina de hacer la maleta y vete de aquí. Diviértete mucho. Si Pedro puede poner ese brillo en tus ojos, entonces es que tiene algo muy especial.


Paula sabía con exactitud lo que pensaba su amiga. Aunque la atracción sexual era muy importante, la bondad y la fuerza de Pedro también lo eran. Nunca se había sentido más alegre, y tampoco más mujer.


Sin embargo, lamentaba que sus vidas fueran tan diferentes y la distancia que los separaba. De no ser así, su relación se desarrollaría con mayor naturalidad. Pero también era cierto que todo eso de tener que recorrer todo el país para poder estar juntos añadía un poco de aventura a su relación. 


¿Cómo se desarrollaría esa relación si se vieran todos los días? Como no había manera de saberlo, Paula decidió dejar de pensar en ello.


—Gracias, Eli —dijo Paula y le dio un abrazo.


—¿Por qué? Vete y diviértete. Estaré ocupada durante el fin de semana pensando en vosotros.




3 comentarios:

  1. Cada vez más intrigante esta historia, me encanta.

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  2. Nooo!! quiero ver qué pasa cuando se encuentren ... Deja de hacerme sufrír carme querés?

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  3. Muy buenos capítulos! La distancia los separa todo el tiempo, pero se me hace que Pedro planea que eso cambie enseguida! ;)

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