viernes, 17 de junio de 2016

TU ME HACES FALTA: CAPITULO 9




En cuanto se metió en la cabina, ella se desabrochó el cinturón y se acercó a sus maletas. Cogió la más grande y la abrió arrodillándose en el suelo. Se agarró cuando despegaron para no deslizarse y cogió lo primero que pilló que era un vestido blanco por encima de las rodillas. Se quitó el vestido verde y miró el vientre tenía manchadas hasta las braguitas y se las quitó rápidamente. Se limpió los restos de sangre como pudo con la botella de agua y una camiseta vieja. Tendría que ser suficiente hasta llegar a un baño. Después de vestirse con ropa interior limpia, se puso el vestido blanco y cerró la maleta metiendo la ropa en una bolsa de plástico. Buscó un cubo de basura y como no lo encontró, metió la bolsa en la maleta en el compartimiento superior de la maleta. La cerró y se fue hasta su asiento dejándose caer. No sabía muy bien cómo se sentía. 


Decepción era el sentimiento que más le asaltaba, pero también la rabia y la pena. Le parecía mentira que una hora antes discutiera con él para quedarse y ahora mintiera para irse. Como podían cambiar las cosas en unos minutos.


Cuando aterrizaron se levantó rápidamente y se colocó la correa del bolso en el hombro. Fue hasta sus maletas y las cogió. Bill la miró sorprendido cuando la vio ya preparada.- ¿Hay algún sistema para ir a la Terminal?


El hombre frunció el ceño-Si quiere puedo acompañarla hasta allí.


-Gracias- sonrió y cuando el hombre abrió la puerta Paula se quedó de piedra al ver a Pedro. ¡Mierda, habían vuelto al mismo aeropuerto!


-¿Qué coño hace ella aquí?- preguntó subiendo la escalerilla con un vendaje que le cubría todo el antebrazo.


Bill la miró confundido- Me has pedido que la lleve a casa y me ha dicho que la dejara en la Terminal.


-¡Quería decir el rancho!- exclamó mirándola con los ojos entrecerrados. – ¿Creías que quería que te fueras?


-Sí- mintió descaradamente. No quería dar más explicaciones.


Él dio un paso hacia ella- ¿Y me hubieras hecho caso? 
¡Porque hasta ahora no ha funcionado!


Paula desvió la mirada para que evitara que la viera dolida.- Bill ¿por qué no te encargas de repostar? –preguntó suavemente sin dejar de mirarla.


El hombre los miró frunciendo el ceño antes de salir del avión.- Paula…-Se negó a mirarle y él la cogió de la barbilla para que lo mirara- Lo siento ¿vale?


-¿Qué parte?


-Siento haberte gritado cuando volví en mí. Nada desde que te subiste a ese avión fue fácil y te ocupaste de todo cuando yo no podía.


Le miró con desconfianza. Parecía sincero.- ¿Eso significa que si me caigo no me echarás?


Pedro se echó a reír y asintió –Está bien. Si te caes, no te echaré.


-Bien. –Dejó las maletas en su sitio y volvió a su asiento a sentarse.


-Nena…


Ella se volvió con el ceño fruncido- ¡Es Pau!


Puso los ojos en blanco antes de señalar la puerta-Tienes que bajar.


-¿Por qué?


-¡Porque lo digo yo!


-Que pesado- dijo levantándose y yendo hacia la puerta.


-¿Vas a discutir todo lo que te digo? ¡Te recuerdo que soy tu jefe!


-Va- se acercó a la puerta y bajó los escalones.


-¿Va?


Ella ya en el suelo se volvió hacia el –Todavía no hemos llegado al rancho y me lo estoy pensando.


Pedro la cogió del brazo y la apartó de la avioneta. Ella se fijó que su camisa blanca tenía sangre en la manga y en el pecho.- ¿Cómo que lo estás pensando?


-¡Pues eso! ¡Porque eres intratable! –Pedro la miraba como si le hubieran salido dos cabezas. Como ya se lo había dicho y se sentía mejor, suavizó el tono.- ¿Te duele?


-Estoy bien.-con la mano sana se la pasó por el cabello.-Me estás volviendo loco- la fulminó con la mirada – ¿Quieres quedarte o no?


-¿Me aceptas?- una sonrisa iluminó su rostro y Pedro recorrió con su mirada su rostro.- ¿No me gritarás? ¿No me culparás por cosas estúpidas?-La mirada de Pedro la puso nerviosa. La observaba concentrado en sus pensamientos y se sonrojó ligeramente por su silencio- ¿Quieres contestar de una maldita vez?


Pedro entrecerró los ojos- Ya te he dicho que te acepto ¿a qué viene esta tontería?


Decepcionada porque no le respondía lo que quería, se dio cuenta que ella quería oírle decir cosas que en realidad no tenía por qué decir. Le gustaría oírle decir que le gustaría mucho que se quedara con él y también le gustaría oírle que la necesitaba. Y eso no podía ser. Darse cuenta de eso la dejó en shock y cuando Pedro bufó, le miró a los ojos decidiendo escurrir el bulto- Sólo quería asegurarme que …


-Sí, sí…- él se volvió dejándola con la palabra en la boca.


Aliviada le vio alejarse y gimió girándose buscando algo de intimidad. Tenía un lío mental que no sabía qué hacer. Sus pensamientos iban de un lado a otro y se iba a volver loca como continuara así. –Aclárate, Paula.- dijo para sí llevándose las manos al diafragma y respirando profundamente- ¡Joder, que viaje más largo!-¡No podía enamorarse de un hombre así! ¡Y además del otro lado del mundo! ¡Sara la mataría! ¡Sus padres la matarían!


Nerviosa empezó a caminar de un lado al otro pensando en todo lo que había pasado. Era el estrés del viaje. En cuanto se pasara allí una semana todo cambiaría. En ese momento tenía los nervios a flor de piel, pero en cuanto se diera una ducha y descansara un poco todo iría bien. Contenta por sus resoluciones se volvió y se detuvo en seco cuando vio a Bill y a Pedro mirándola fijamente. Cada uno con una cara. Bill la miraba con preocupación, mientras que su jefe la miraba como si le faltara un tornillo. Tomó aire y forzó una sonrisa- ¿Ya nos vamos?


-Sí, mueve el culo hacia el avión.- dijo Pedro como si fuera una molestia.


Sonrió radiante esperando que siguiera hablándole así mucho tiempo. En cuanto ella estuviera en sus cabales pensaría que era un idiota y asunto arreglado. Caminó hasta la escalerilla y se subió rápidamente. Se sentó en su asiento y abrochó el cinturón. Pedro se sentó en el del otro lado del pasillo mientras que Bill entraba en cabina.- ¿No vas con él?


-Quiero descansar- dijo cortante indicándole que no quería conversación.


Ella asintió sonriendo y miró al frente. Decidida a distraerse, sacó su maltratada novela y empezó a leer. Estaban despegando y ella no se inmuto- Mira, no hay mal que por bien no venga. Nada como un accidente de avión para que ya no tengas miedo a volar.


Ella sonrió sin despegar la vista del libro. Al cabo de unos minutos le miró de reojo y le vio dormido. Aprovechó para observarle bien. Desde su espeso pelo negro pasando por su recta nariz y bajando por sus finos labios. Suspiró al llegar a su cuadrada barbilla que empezaba a tener la sombra de la barba que no se había afeitado ese día. Entrecerró los ojos al ver un morado en su cuello. Parecía….se acercó lo suficiente mirando su cuello ¡Parecía un chupetón! Se enderezó en su asiento fulminándolo con la mirada. ¿De cuándo sería? Se volvió a acercar. No tenía zonas amarillas, así que era muy reciente. Jadeó indignada y miró el libro que tenía entre las manos. ¿No se habría ido con Marisa al baño del aeropuerto en la escala, no? Negó con la cabeza, Marisa le habría dicho algo. Tenía que ser anterior. De Nueva York. 


¿Un rollete de una noche? Podía ser…


Estaba cavilando el tema y sin darse cuenta se quedó dormida








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