jueves, 16 de junio de 2016

TU ME HACES FALTA: CAPITULO 4





Estaba distraída mirando donde había dejado su lectura, cuando alguien la tocó en el hombro. Sorprendida levantó la vista y sonrió al ver a Lydia con Roy en brazos. El niño tenía una pataleta. La miraba con los ojos llorosos y retorciéndose.- ¿Ya empezamos?


-Por favor. Ya no sé qué hacer. No veas el espectáculo que ha organizado ahí atrás- dijo mirando a su alrededor nerviosa.


-Estará cansado- dijo extendiendo los brazos.


-Está agotado pero no se quiere dormir- la pobre mujer estaba de los nervios.


Se lo tendió y ella sonrió – ¿Qué te pasa chiquitín?- Roy sorbió la nariz y Lydia le tendió el pañuelo- Lydia, vete a descansar- dijo sin dejar de mirar a Roy que le cogió un mechón de cabello.


-¿De veras?


-No te preocupes por él. Nos arreglaremos ¿verdad Roy?- El niño la miró a los ojos.


-Voy a por la bolsa por si necesitas algo.


Asintió levantándose con el niño en brazos y empezó a moverse de un lado a otro para que el vaivén lo adormeciera. El niño apretó el mechón sonriendo. Se resistía a dormirse porque estaba muy excitado- ¿Tenemos compañía?- pregunto Pedro divertido.


Paula le miró sorprendida- No te importa ¿verdad? Lydia está cansada.


-No claro.


-Siéntate en el mío por si tengo que salir.


Salió con el niño al pasillo y siguió balanceándose un rato. 


Roy miró a Pedro y apoyó la cabeza en el hombro de Paula. Sonrió porque dentro de poco se quedaría dormido. 


Se giró sin dejar de balancearse y vio que Pedro la miraba atentamente- Se te da bien. ¿Tienes práctica?


-He sido niñera desde el instituto. He cuidado a todos los niños de mi calle.


-¿Vas de niñera?


Paula puso los ojos en blanco haciéndolo reír. Pedro levantó las manos pidiendo paz y cogió el periódico. Al cabo de unos minutos apareció Lydia con una bolsa.-Aquí tienes de todo- susurró evitando que Roy la viera.


-Duerme un poco. Yo me encargo de él. – miró al niño y asintió antes de girarse.


-Eso no lo haría cualquiera- le dijo Pedro mirándola fijamente.


-No es joven y el viaje ya es duro para que encima tenga que lidiar con el niño. No me cuesta echarle una mano.


Pedro asintió volviendo la vista al periódico. Al girarse balanceándose vio que la morena la miraba como si quisiera matarla. Al parecer creía que había perdido a su presa. 


Divertida se paseó balanceándose hasta que la mano de Roy dejó su mechón libre. Le miró sobre el hombro y vio que se había quedado frito. –Bueno, no ha sido nada difícil.-se acercó a su asiento y cambió al niño suavemente para acunarlo antes de sentarse. El niño protestó pero lo abrazó a ella dándole el mechón para que lo cogiera con su puñito.


-Se ha quedado KO- dijo Pedro divertido mirando al niño que dormía con la boca abierta y los ojos entrecerrados.


-Demasiadas emociones y que juego muy bien al fútbol- dijo divertida apartándole un rizo de la frente.- ¿A que es precioso?


-Sí. Sus padres deben echarle mucho de menos.


Ella asintió sin dejar de mirar al niño. Acaricio su manita y suspiró levantando la vista. Se encontró con los ojos azules de Pedro. Se sonrojó desviando la mirada. Intentó pensar en otra cosa que no fuera en niños y en cómo hacerlos- ¿Cómo es la vida en un rancho?


Pedro suspiró doblando el periódico.-Dura.


-¿Y? Algo bueno tendrá si a ti te gusta.


-Yo llevo viviendo allí toda la vida.


-¿Has ido a Nueva York de vacaciones?


-No.-Al ver que no continuaba se dio por vencida y miró al niño. –Es una tierra hermosa pero tienes que llegar a verlo y tú dudo que lo veas.


-¿Por qué?- preguntó sorprendida


-Porque eres de ciudad- lo dijo como si fuera un crimen y no pudo evitar echarse a reír.- ¿De qué te ríes?- preguntó molesto.


-Oh por nada, es que lo has dicho de una manera…


-Sí, ríete. Ya me lo dirás


-No, no te lo diré porque en cuanto nos bajemos de este avión no te volveré a ver.


-Cierto.


Se quedaron en silencio varios minutos y levantó la vista cuando apareció la azafata ofreciendo un té.- ¿Me podría traer una coca cola mejor?


-Sí, por supuesto- dijo mirando al niño con una sonrisa- Se ha quedado dormido, el angelito.


-Sí- respondió con una radiante sonrisa- es muy bueno. No da nada de guerra.


-¿Es suyo? No me pareció…


-Es de una amiga que está atrás.


La azafata sonrió. –Si necesita cualquier cosa no dude en avisarme.


-¿Puede traerle un zumo para cuando se despierte?


-Sí, por supuesto.


Pedro le sirvió un café y él la miró mientras se bebía su refresco.-Tendrás que decirle a tu jefe que no falte ese refresco.


-Puedo vivir sin él sino hay- dijo con una radiante sonrisa.-Él gruño divirtiéndola- Estás muy empeñado en que no trabaje en tu país.


-No eres adecuada.


-Vaya, gracias. Sobre todo porque no tienes idea en qué trabajo.


-Nada que tenga que ver con el campo. Eso es evidente.- lo dijo con desprecio y ella lo fulminó con la mirada.- ¿Eres cocinera?


-¿Eres idiota?-Pedro se echó a reír a carcajadas y ella gruñó haciéndolo reír más.


-Así que tampoco sabes cocinar.


-Pues la verdad es que lo hago muy bien. O al menos eso decía mi novio.


-Ah, ese novio que te dejó tirada.


-¡No me dejó tirada!


-Claro, claro. Es lo más lógico cambiarse de país por las buenas.


-¡No es por la buenas, me pagarán el triple de lo que ganaba en mi anterior empleo!


-No te sulfures, recuerda que tienes el niño en brazos.- la miró cruzándose de brazos y Paula tragó saliva al ver sus músculos. –Así que cocinas y cuidas niños. ¿Eres ama de llaves?


-Déjate de rollos. No te lo voy a decir.


-Da igual. Me enteraré de todos modos.


-¿Y por qué ibas a enterarte? Australia es muy grande.


-No tanto- dijo como si supiera algo que ella no sabía.


-¿Qué quieres decir?


-Nada.


Le miró con desconfianza pero después se encogió de hombros. Le dolían algo los brazos y le dijo-¿Puedes tumbar algo el asiento?


Él lo hizo hasta casi tumbarla y se colocó a Roy sobre el pecho.-Que suerte tienen algunos.


Sonrió poniendo los ojos en blanco. Acarició la espalda del niño y lo miró.- Está frito.


-¿Quieres que lo coja un rato?- preguntó la morena sorprendiéndola.


La mujer no perdía detalle y Paula entrecerró los ojos- No, gracias. Estoy bien- ni loca le dejaría el niño a esa mujer para que quedara bien ante Pedro. Se notaba a la legua que sólo lo hacía por eso.


La chica miró a Pedro.- En esa edad están para comérselos ¿verdad?- lo preguntó de tal manera que se notaba que no sólo quería comerse al niño.


Paula miró a Pedro que sonreía con ironía. Pensó que los hombres eran idiotas. Se volvían locos por un buen par de tetas. Suspiró acariciando la espalda de Roy y cerró los ojos-¿Vas a dormir?


-Ayer no dormí mucho- dijo abriendo sus maravillosos ojos verdes- Mi amiga Sara no me dejo pegar ojo.


-Supongo que no quería que te fueras


-Pues no y ya verás cuando se enteren mis padres. Ya piensan que estoy algo loca por irme a vivir a Nueva York, cuando se enteren de esto me ingresan en un psiquiátrico.


Él apretó los labios desviando la mirada- Deberías hacerles caso.


-Mi amiga está triste porque su boda es dentro de seis meses- dijo mirando al niño que se había movido.


-Y no vas a ir…


-¡Claro que voy a ir! He pedido permiso primero-dijo indignada- Es mi mejor amiga.


-¿Te han dado permiso para ir a una boda dentro de seis meses cuando todavía no te has puesto a trabajar?- la miró fulminándola con la mirada- ¿Quién es? Tiene que ser un salido desesperado.


Paula se quedó de piedra y respondió sin pensar- ¡Pues para tu información es una mujer!


-¿Una mujer?- eso lo hizo desconfiar todavía más.


-¡Sí, una mujer!


Él la miró durante unos segundos- No tengo ni idea de quién puede ser.


-¿Ves? Australia es muy grande.- dijo victoriosa.


Pedro chasqueó la lengua sentándose bien y mirando al frente. Estuvieron unos minutos en silencio y él la miro triunfante – ¿Ya sé quién es?


-¿De veras?- dijo aburrida.


-Es Margi, ¿verdad? Margori Harris.


-No.


Se volvió a quedar en silencio varios minutos y la fulminó con la mirada- ¿No será Brittany Smith? Porque esa mujer está loca.


-No.- acarició un rizo del niño y suspiró- ¿Por qué no lo dejas?


-Tengo mucho tiempo- dijo diabólicamente.


-Cierto. ¡Me estás amargando el viaje!- dijo enfadada.


Pedro entrecerró los ojos- ¿No me estarás vacilando?


-Te diré una sola cosa y me dejarás en paz. No más preguntas ¿vale?


Se lo pensó unos instantes- Vale.


-Voy a vivir cerca de un sitio que se llama Mouroidra.


Él entrecerró los ojos -Mouroubra


-Eso. ¿Lo conoces?


-Mucho- dijo molesto mirándola de arriba abajo.


-¿Trabajas por allí?- en su voz había un deje de esperanza y dijo rápidamente- Me gustaría tener a alguien que conozco cerca.


-Sí, trabajo por allí- la fulminó con la mirada- ¡Y por allí no hay ningún rancho que esté dirigido por una mujer!


Lo dijo tan convencido que ella le miró fijamente- ¿De veras? ¿No me tomas el pelo?


-No, Pau. No te tomo el pelo. –dijo muy serio.- No he sido yo el que te ha tomado el pelo.


Preocupada se revolvió incómoda- Pero me ha enviado el billete de avión y parecía una mujer muy seria.


-Dime su nombre, Pau.


Parecía que estaba preocupado pero ella entrecerró los ojos.-Esto no será para que te diga dónde voy ¿verdad?


-Ya me has dicho dónde vas. Suéltalo de una vez.


-Está bien... el nombre del rancho es…


En ese momento Roy gimió y ella le miró haciendo una mueca- Se va a despertar.


-Pau…


Roy levantó la mirada y se sorprendió al ver a Paula- Roy ¿quieres un zumo?- vio que se iba a poner a llorar y se incorporó cogiendo el envase del zumo- Mira que zumo más rico. –El niño gimió mientras ella lo sentaba sobre su regazo.- No has dormido mucho ¿verdad? – Intentó distraerle pues estaba a punto de darle una pataleta. Le puso el vasito delante de la boca y bebió con ansia. Cuando terminó, miró a Pedro por encima de su cabeza que seguía con el ceño fruncido. –Tenía sed, enseguida se dormirá otra vez.


El niño se recostó en su pecho y ella le acarició el cabello- Tita- susurró el niño dejándose abrazar.


-Duerme cariño. Cuando despiertes la tita ya estará contigo.- le susurró acunándolo.


Roy se quedó dormido rápidamente y ella buscó subir asiento. Pedro se lo subió impaciente – ¿Bien?


-¿Bien qué?- preguntó mirándole.


-El nombre del sitio a dónde vas es…


-¡Ah! El rancho Alfonso.- dijo colocando la manita de Roy sobre su pecho.


Al ver que no decía nada le miró. Su expresión era extraña. Parecía que se acababa de tragar un palo.- ¿Estás bien?


Él asintió y miró al frente. Extrañada porque no decía nada, le miró con el ceño fruncido- ¿No me vas a decir si lo dirige una psicópata o algo así?


-No. No es una psicópata. –Dijo entre dientes – está loca pero no es una psicópata.


-Parecía simpática. Una buena mujer.


-Y lo es.


-¿La zona es bonita?- preguntó intrigada.


-Para mí la mejor de Australia.


Ella sonrió –Claro, si eres de la zona te gustará mucho.


-Sí.


No se explayaba demasiado y ella se encogió de hombros. – ¿Me pasas el libro?


Él se lo pasó sin mirarla y ella entrecerró los ojos- Gracias.


Con el niño en brazos decidió empezar a leer por el principio. Estaba en la segunda hoja cuando le preguntó- ¿Cuando apareció la oferta de empleo?


-Hace dos semanas.


Él gruñó y Paula lo miró-¿Qué ocurre?


-Nada.


-¿Me estás ocultando algo?


-No.-Parecía enfadado y ella se le quedó mirando-¿Qué?


-Si crees que debo saber algo es mejor que me lo digas.


Él la miró con los ojos entrecerrados y de repente sonrió- No te va a gustar el sitio.


-¿No?- La decepción en su voz era evidente- Me tengo que quedar un año.


-Puedes irte cuando quieras y yo cogería el siguiente avión.


-No puedo hacer eso. ¡He dejado mi trabajo!


-Encontrarás otro.


-Vamos a calmarnos un poco. ¿Qué crees que no me gustará?


-¡Todo!


Frunció el ceño.-Si me acabas de decir que es una zona preciosa.


La fulminó con la mirada dejándola con la boca abierta.- ¿Y en qué vas a trabajar?


Ahora que se lo había dicho le daba igual que lo supiera- Soy una especie de contable, asistente y secretaria. Al parecer a la dueña no le gusta el papeleo.


-¿Ah no?


-No, me ha dicho que tiene la oficina como si hubiera pasado un tornado- respondió divertida.- Ayudaré en lo que pueda.


-¿Y dónde vivirás?- preguntó entre dientes.


-En la casa-le miró como si fuera tonto- Por lo visto hay habitaciones de sobra.


-¿De veras?


-Sí- sonrió radiante- Me voy a forrar. Cuando vuelva miraré algún apartamento en la zona de Greenwich Village. Me encanta esa zona.


-¿Y cuánto te van a pagar?


¿Se estaba poniendo rojo? Sí, allí hacia un poquito de calor.-Eso no se pregunta- dijo con una sonrisa- Pero te diré que ganaré el triple que en Nueva York.


Él entrecerró los ojos- ¡El triple!


Parecía indignado y ella le miró sorprendida- ¡No sé por qué te pones así! ¡Ni que lo fueras a pagar tú!


-Discúlpame- se levantó de su asiento y Paula tuvo que girarse con el niño en brazos para dejarle pasar.






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