martes, 3 de mayo de 2016

MI CANCION: CAPITULO 27




Pedro tenía el peor dolor de cabeza que recordaba en mucho tiempo. El dolor era tan intenso que terminó recorriendo las estrechas calles de la ciudad a las cinco y media de la tarde en busca de una farmacia.


Unos minutos más tarde, ya con el paquete de analgésicos en la mano, sacó dos tabletas blancas y se las tragó con un trago de refresco de cola caliente. Haciendo una mueca tiró la bebida a una papelera cercana y se mordió el labio para aguantar el dolor que palpitaba en sus sienes.


Al llegar al hotel, cerró las cortinas para eliminar la poca luz que quedaba y se tiró en la cama por fin. Solo tenía una cosa clara. No podía seguir así. Solo sufría migrañas tan severas cuando se veía entre la espada y la pared y su cabeza le estaba dejando claro en ese momento que nunca se había visto tan acorralado.


No había duda de que deseaba a Paula con locura. La situación no hubiera tomado ese cariz si no la hubiera deseado tanto. Pero el deseo sexual no tenía nada que ver con… el amor.


Pedro contuvo el aliento y pensó en ello un momento.


¿Era amor lo que sentía por Paula? Si era así, ¿qué debía hacer a partir de ese momento? Para la mayor parte de la gente el amor significaba compromiso… pero él siempre había huido de eso. Además, para colmo de males, las cosas se habían complicado con la actitud de Raul y no podía negar que su amigo tenía motivos para enojarse. 


Había roto su propio código de normas y lo había puesto todo en peligro debido a su fascinación con Paula Chaves.


Intentaría arreglar las cosas en cuanto Kenny Swan viera actuar a la banda esa noche. Si conseguían un contrato, sería mucho más fácil tomar decisiones a partir de ese momento y a lo mejor así llegaría a tener la paz que tanto necesitaba.



****


–¿Puedes venir? Lisa, es fantástico.


Recostándose en la cama, Paula apretó el móvil contra la oreja. Su amiga acababa de decirle que iba a verla actuar con el grupo en el próximo concierto y esa era la mejor noticia que podían darle en ese momento, además de la posibilidad de conseguir un contrato discográfico a través de Kenny Swan.


No había sido capaz de dejar de preocuparse desde aquel desagradable encontronazo entre Raul y Pedro, no obstante, y las cosas no parecían haber mejorado mucho en ese sentido. Raul seguía de muy mal humor y la amistad entre ellos parecía deteriorarse sin remedio.


–A lo mejor llego un poco tarde si el tráfico es muy denso –le estaba diciendo Lisa–. Pero allí estaré. He alquilado una habitación en ese hotel en el que te hospedas, como me sugeriste, así que podremos charlar un rato después del concierto. ¡Estoy tan emocionada que estoy deseando ir para allá! Oye… ¿Y sabes qué?


–¿Qué?


Mirándose la mano izquierda, Paula frunció el ceño al ver lo estropeado que estaba su esmalte de uñas color morado. ¿Tendría tiempo de arreglárselo para esa noche?


–Hoy miré tu horóscopo. ¿Y sabes lo que ponía?


–Dime.


Lisa respiró profundamente.


–Bueno, Saturno se encuentra con Venus hoy, y sé que sabes que Venus es el planeta del amor y del dinero, ¿no? Es la conjunción perfecta. Saturno se encuentra con Venus bajo los auspicios de un encuentro entre Marte y Júpiter, así que, si anhelas algo que tenga que ver con el amor o con el dinero, hoy es el día para pedirlo. ¿Qué te parece?


Paula no pudo evitar concentrarse en el aspecto sentimental. 


¿Qué hacía falta para que Pedro se diera cuenta de que iba en serio, que quería pasar el resto de su vida con él?


–Bueno, acaban de pagarme, así que lo del dinero lo llevo bien por ahora. En cuanto al amor, yo… –se detuvo.


–¿Ha pasado algo?


–¿Qué quieres decir? –apoyándose contra las almohadas, Paula comenzó a enroscar un mechón de pelo alrededor de uno de sus dedos.


–¿Tienes algo con alguien del grupo? Espera un momento. Apuesto a que es con el mánager, Pedro Alfonso –Lisa parecía emocionada–. Es él, ¿no?


–Y ahora me dirás que eres adivina.


Riéndose de la broma mala que acababa de hacer, Paula guardó silencio.


Empezaba a dolerle la cabeza y lo último que necesitaba era recibir una lección de sabiduría. Además, ya era demasiado tarde para poner en práctica algún consejo en ese sentido.


–Esa no es una buena noticia precisamente. No sé si se lo merece o no, pero no tiene muy buena reputación después de aquel escándalo con su ex. ¿Es que quieres meterte en líos o qué? Estás en una situación muy vulnerable y ahora vas y haces lo peor que podías hacer. ¡Tener algo con él! Oh, Paula… ¿Cómo has podido hacerlo?


Paula cerró los ojos un instante y pensó en Pedro, en el daño que podía llegar a hacerle…


«¿Cómo podría no haberlo hecho?», pensó.


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