sábado, 28 de mayo de 2016

DURO DE AMAR: CAPITULO 27





Me moví a través de mi mañana en una bruma, todavía aturdido por el giro de los acontecimientos. ¿Por qué Paula no comprendía que lo que ocurrió entre nosotros era real, y que esto se trataba de mi trabajo? Era evidente que no confiaba en mí como yo lo necesitaría si íbamos a tener algo juntos.


Paula ni siquiera me dio la oportunidad de explicar, saltó a las conclusiones y salió furiosa. No me molesté en detenerla. 


El asco y la sentencia escrita en su cara me dijo lo que había sabido en el fondo todo este tiempo, yo nunca sería lo suficientemente bueno para ella. Ella nunca sería capaz de comprender que a veces hay cosas en la vida que uno no quiere hacer, pero tiene que hacerlas para cuidar de su familia. Y Lily era mi familia. Haría cualquier cosa por ella. La vida no era un jodido sol y arco iris. La vida real era difícil. Estaba haciendo lo que tenía que hacer. Punto. Ella dijo que entendía mis responsabilidades en relación al cuidado de Lily, pero cuando las cosas se complicaron, se largó. 


Fin de la historia.


Después de llevar a Lily a la escuela, me di una ducha larga, me afeité el pecho y la ingle, y luego me vestí y me aseguré de estirar. Recordé que mi sesión anterior de tres horas de sexo me dejo adolorido hasta en los lugares más extraños.


Cuando llegué al set, la modelo con la que iba a trabajar ya estaba allí, con el peinado y el maquillaje ya hecho. Desde luego no se ajustaba a la imagen de estrella porno. Sus miradas eran el epítome de la dulce chica de al lado.


Tenía el pelo castaño ondulado y largo hasta los hombros, ojos marrones grandes y era más linda que sexy.


Me acerqué para presentarme.


—Hola, soy Pedro, er, quiero decir Sebastián.


Sonrió cálidamente.


—Hola. Soy Jill, pero me puedes llamar a Britney.



—Lo tengo. Encantado de conocerte —repliqué su sonrisa. 


Al menos parecía alguien con quien fuera fácil trabajar, lo cual era agradable. No necesitaba más drama hoy. Se volvió hacia el artista de maquillaje para terminar, y fui a buscar a Leandro.


La sesión de hoy era relativamente sencilla. Empezábamos en el baño principal opulento, donde me iba a encontrar a Britney tomando un baño de burbujas, y después de pasar unos minutos besándonos y ayudándola a lavarse, la levantaría de la bañera y la llevaría al dormitorio donde nos terminaríamos la escena.


Una vez que supe la organización, me pasé el bronceador, y luego esperé por mi señal de Leandro. Una vez que Britney se relajaba en el jacuzzi, me paseé dentro, descalzo, vestido con sólo un par de jeans. Compartimos unos pocos besos tiernos, y froté sus hombros y cuello, antes de pasar a sus pechos. Luego capturaron una toma de mí ayudándola a salir de la bañera antes de que cortaran.


Retomamos las cosas una vez que estábamos en la cama, y pronto estaba enterrado profundamente dentro de Britney. 


Pero una vez dentro de ella, no podía escapar de mis pensamientos acerca de anoche con Paula. Ella era tan suave, tan confiada que yo no le haría daño. Estar con Britney era todo lo contrario. Empujó sus caderas para que coincidiera con mi ritmo y me rogó que la follara más rápido. 


Un sentimiento profundo y persistente hervía, instándome y cedí, conduciendo dentro de ella fuerte y rápido, la persecución del alivio voraz incendiando dentro de mí.


Al darme cuenta de que no tenía que tener cuidado con Britney, no me contuve. Choqué contra ella hasta que dejó de pedir más duro y comenzó una letanía de pequeños gemidos. El sonido de los gemidos de Britney me recordó a Paula. 


Y sosteniendo la imagen del rostro de Paula en mi mente, terminé. Pero a pesar de mi liberación, el alivio no llegó.





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