miércoles, 25 de mayo de 2016
DURO DE AMAR: CAPITULO 17
Martina y yo nos sentamos en una cabina de la esquina en la
cafetería del hospital, preparándonos para el almuerzo.
Bueno, lo llamábamos almuerzo, pero eran las tres de la mañana. Me gustaba la comida de los desayunos, mientras que Martu usualmente optaba por la de la cena. La única cosa que teníamos en común, sin embargo, era el masivo consumo de café.
—Una parte de mí quiere romper con esa imagen de la Pequeña- Señorita-Buena, hacer algo loco. Conseguir experiencias mientras todavía soy joven. Quiero decir, ¿es eso tan malo? —No mencioné la invitación de Pedro.
Necesitaba comprobar el terreno primero.
—Amén, hermana. —Levantó su taza en un brindis.
—Digo, ¿sería totalmente loco si quisiera, qué sé yo, perder el tiempo con Pedro, ver de qué va todo este alboroto…?
Martina escupió su trago de café.
—¡No me había dado cuenta de que estábamos hablando de eso! — Fregué el cálido líquido de la mesa frente a ella con una pila de servilletas—. Haz lo que quieras, nena. Pero sabes que no estará satisfecho con el típico sexo vainilla, ¿verdad? Probablemente haya hecho cosas con las que sólo hemos soñado.
No sabía en qué consistían sus sueños, pero el sexo vainilla era el grado de los míos.
—¿Cómo por ejemplo?
—Tríos, orgías, sexo anal…
Alcé una mano, deteniéndola.
—Vale. Suficiente, gracias. —Mis mejillas se acaloraron con su diatriba.
Estaba interesada en explorar mi sexualidad con Pedro, pero de ninguna manera estaba preparada para nada de eso. No podía siquiera escuchar las palabras sin sonrojarme.
Martina se echó a reír.
—Relájate, Pau. Te lo dije. Sería malditamente afortunado de conseguir a una chica como tú. Sigo pensando que eres demasiado buena para la gente como él, pero esa es mi opinión. Sólo prométeme una cosa si realmente estás en esto.
¿Estaba en esto? No lo sabía. De lo único que estaba segura era de las extrañas reacciones que Pedro provocaba en mi cuerpo.
—¿El qué?
—Diviértete con la estrella del porno, pero prométeme que no involucrarás a tu corazón.
Casí me reí de su ridícula advertencia. ¿Mi corazón? Quería asegurarle a Martina que no había posibilidades de que me enamorara de Pedro, pero mi mente parpadeó de vuelta a su gentil naturaleza con Lily y las palabras se atascaron en mi garganta. Asentí mi consentimiento.
—Mis padres me han preparado otra cita con otro candidato a yerno. Su nombre es Guillermo y me llevará a comer mañana.
Puso los ojos en blanco. Martina estaba bien informada de las entrometidas maneras de mis padres.
—Está bien. ¿Puedo darte un consejo, con toda seriedad, si vas a hacer esto?
—Claro.
—Querrás afeitártelo todo, minuciosamente, ya que está acostumbrado a esas chicas de los videos, y no encontrarás ni una mota de pelo en ninguna de ellas.
Puse los ojos en blanco. ¿Ese era su consejo? Yo no estaba dispuesta a afeitar mi vello púbico para complacer a un hombre. ¿Lo estaba?
—Tengo que volver al trabajo. —Tiré la taza a la basura y me metí el último trozo de panecillo en la boca.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
Re lindos los 3 caps.
ResponderBorrar