martes, 26 de enero de 2016

A TRES PASOS: CAPITULO 6





El dolor del muslo empeoró cuando se sentó tres horas después para rellenar unos informes. Martin vio como se lo frotaba y se acercó a ella- ¿Quieres que te haga una revisión?


-¿Y que Malena me saque los ojos?- respondió divertida.


Martin sonrió. Se notaba que estaba feliz y ella se alegraba mucho por ellos. –Por cierto ¿puedes decirle a Malena que mañana no tiene que ayudarme a pintar?


-Pensábamos ir los dos.-respondió extrañado.


-Es que ha llegado Santiago de permiso y voy a pasar el día con él. No me ha dicho cuanto se quedará y quiero aprovechar el tiempo.


-Vale. Podemos pintar el sábado que viene.


-Gracias, eres un sol.


-Lo sé.


Sólo quedaba una hora para salir, cuando llegó un hombre con un corte muy feo en la pierna. Era evidente que tenía síndrome de abstinencia y estaba muy nervioso.


Estaban intentando desvestirlo, cuando cogió a una enfermera del pelo estrellándola contra el carrito de suturas mientras gritaba – ¡Putas, queréis acabar conmigo, pero no lo vais a lograr!


-¡Tranquilícese!-Paula intentó sujetarlo del brazo ayudada por dos enfermeros que fueron en su ayuda, cuando sintió un dolor intenso en el costado. Sorprendida se apartó y al mirar hacia abajo vio el mango de un cuchillo que salía del costado izquierdo de su cuerpo. Atónita escuchó los gritos a su alrededor y sin atreverse a tocarlo, levantó la vista para ver como Martin se acercaba a ella corriendo, mientras Louise una de las enfermeras la sujetaba por las axilas. 


–Estoy aquí, Paula- dijo Martin.-Te pondrás bien.


-Me ha apuñalado- dijo sorprendida sin poder creérselo.


La cogieron entre varios tumbándola en una camilla. 


Asustada y muerta de dolor dijo- Llama a Santiago.


-No te preocupes por nada ¿vale?- su amigo forzó una sonrisa mientras Louise le cortaba la ropa. – ¡A quirófano!


La trasladaban a toda prisa y se mareó un poco mientras le colocaban una vía. Para su sorpresa, lo único que le pasaba por la cabeza a Paula en ese momento, sorprendiéndola bastante, es que había sido una idiota por no haberse acostado con Pedro.


Vio que dos compañeros de cirugía se acercaban corriendo a la camilla- Orson ¿me operas tú?- le preguntó a su compañero.


-Sí- respondió mirando la herida mientras Martin se apartaba.-Te lo quitaré dentro.


-Me estoy mareando.


-Enseguida te arreglaré ese estropicio.


-Haz lo que tengas que hacer.- dijo muerta de dolor mirándolo a los ojos. Estaba segura que le había traspasado el intestino.


Entraron en quirófano y allí estaba Lola, la anestesista- Todo listo.- dijo eficiente como siempre. La miró a los ojos y susurró – Suerte.


-Gracias.


Vio que la mascarilla se acercaba y sus párpados fueron cayendo lentamente.



***


-Vamos Paula, despierta. –dijo una voz bastante molesta. Tenía frío y su cuerpo temblaba. Además le dolía el cuerpo, sobretodo el costado. –Paula. Abre los ojos, no seas perezosa.


Frunció el ceño antes de abrir los ojos. Orson la miraba sonriendo con sus gafas sobre su pelo rojo.- Por fin. Pensaba que iba a estar aquí todo el día.


-Serás pesado.-respondió recordándolo todo.


Su amigo se echó a reír y en ese momento entró Malena en la habitación. Se acercó preocupada- ¿Cómo estás?


-No sé, pregúntaselo a mi doctor.


-Eso ya lo sé. ¿Cómo estás tú?


-¿Ya lo sabes?- preguntó sorprendida- Pues sabes más que yo.- miró a Orson que estaba escribiendo algo en su historial.


-Estarás bien en una semana sino hay infecciones.


-¿Qué me has hecho?


-Reparar intestino y cerrar. Trabajo de niños.


-Serás creído.


Sus amigos se echaron a reír pues Orson era neurocirujano y reparar un intestino era una tontería para él. –Me debes una cerveza.- dijo su amigo antes de salir de la habitación.


-Eso está hecho. –Cuando Orson salió, miró a Malena que estaba muy nerviosa- Estoy bien.


-¡Nos has dado un susto de muerte!- le gritó al borde de las lágrimas.- ¡Nunca tienes cuidado con esos chiflados!


-Son…


-¡Déjate de chorradas! Un día vas a conseguir que te maten.


-¿Puedes conseguirme una manta? Con la anestesia tengo frío.- dijo intentando relajar el tema.


La señaló con el dedo- Te lo advierto como te maten antes de que me case…


Paula levantó una ceja divertida- ¿Ya te lo ha pedido?


Malena se sonrojó- Cállate, graciosilla.


No pudo evitar reírse y al hacerlo le dolió el costado. Gimió y miró el gotero- Por Dios, drógame algo más.


Su amiga se acercó al gotero y aumentó la dosis. Luego la apuntó en el historial.-Te van a pasar a planta. Santiago, Pedro y Leticia están esperando.


-¿Pedro y Leticia están aquí?


-Estaban pintándote el piso para darte una sorpresa. Llevaban toda la noche sin dormir cuando Martin llamó a Santiago. Entonces vinieron todos para acompañarlo.


Gimió cerrando los ojos sin entender que hacía Pedro y Leticia allí. Estaba agotada y sólo quería dormir gracias al calmante.


Se despertó cuando la trasladaban a la habitación y abrió los ojos cuando iba por el pasillo. Sonrió agotada a uno de los celadores que empujaba su cama.-La bella durmiente se ha despertado.


-Muy bueno, Cliff. Lo que pasa es que tienes envidia porque puedo estar tumbada mientras tú tienes que currar.


Su compañero se echó a reír mientras giraba la cama para entrar en una habitación.- ¡Vaya! ¡Una para mí sola!


-Eres cliente vip.- dijo asegurando los frenos.


-Que honor.


En ese momento entró su hermano que estaba pálido y detrás entraron Pedro y Leticia.


- No tenéis buena cara.


-Por Dios Paula, menudo susto- su hermano la cogió de la mano mientras que con la otra le apartaba el cabello de la cara.


Le miró a los ojos sonriendo- Estaré bien en un periquete.


Paula miró a Leticia que estaba preocupada y sin perder la sonrisa dijo- ¿No habéis dormido?


-Queríamos sorprenderte.


-Y la que nos has sorprendido has sido tú- dijo Pedro.


Al mirarle perdió la sonrisa pues en sus ojos verdes había furia. Estaba realmente enfadado.- ¿Y a ti qué te pasa?


-Nada. Bueno...-dijo desviando la mirada hacia Leticia- nosotros nos vamos ahora que sabemos que estás bien.


-Gracias por acompañar a Santiago.


-De nada- Pedro miró a su hermano y dijo- Si necesitas algo, ya sabes dónde estamos.


-Gracias, amigo.


-Te vendré a ver-dijo Leticia antes de salir de la habitación.


-Gracias.-se quedó mirando la puerta cuando se fueron algo confundida.


-Son buena gente.-dijo su hermano.


Le miró con una sonrisa- Me alegro de que no estuvieras solo y siento haberte asustado.


-No sé si me gusta este trabajo. Se suponía que era algo seguro y mira lo que te ha pasado.


-A todos puede ocurrirnos algo en cualquier momento. No se puede predecir algo así. Podía haber estado en el supermercado o haberme caído en la calle.


-¡Sí, pero a ti te han apuñalado!


-Santiago…- le apretó la mano –Es por ti por quien me preocupo continuamente.


-¡Pues fíjate, a mí no me han apuñalado!


-¿Seguro? Levántate la camiseta.


-Muy graciosa.


-Debe ser la anestesia, todo el mundo me lo dice.-le guiñó un ojo y su hermano puso los ojos en blanco haciéndola soltar una risita.






2 comentarios: