viernes, 23 de octubre de 2015

EL DESAFIO: CAPITULO 16




–No la recordaba tan preciosa.


Pedro solo estaba escuchando a Miguel a medias, demasiado ocupado en observar a Paula cuando llegó con su padre. Demasiado ocupado buscando en su expresión alguna señal que le indicara que se sentía tan tensa por estar allí como él.


Sus ojos brillaban con ese verde intenso, su piel resplandecía y derrochaba lozanía y vitalidad, y sonreía ampliamente mientras su padre le presentaba a dos hombres que acababan de acercarse a ellos y que pertenecían a todo ese grupo de invitados que llevaban esperando con ganas la llegada de Damian Chaves.


Pero más que tensa, Paula resultaba sensacional. Absoluta e imponentemente sensacional.


Se había dejado el pelo suelto, parecía un río de llamas cayendo sobre sus hombros y extendiéndose hasta su cintura. Sus ojos verdes dominaban la cremosidad de su rostro y un intenso brillo rosa cubría esos tentadores y carnosos labios. Su vestido dorado se aferraba a sus curvas, dejando sus brazos desnudos, y terminaba unos centímetros por debajo de las rodillas para revelar unas piernas largas y estilizadas y unos tacones del mismo color oro.


Pedro no había sido capaz de apartar la mirada de ella desde el momento en que había aparecido por la puerta junto a la silla de ruedas de su padre.


Pedro, ¿me estás escuchando?


–¿Qué te pasa ahora, Miguel? –se giró bruscamente hacia su hermano con los puños apretados.


–Solo he dicho que no recordaba que fuera tan joven y tan guapa, pero está claro que no me has oído… o que no has querido comentar nada al respecto –añadió con perspicacia.


–Por si no lo recuerdas, te mencioné el pequeño detalle de su belleza cuando te llamé después de conocerla, ¡después de descubrir que no era la solterona de mediana edad que me habías hecho creer!


–Yo no te hice creer nada. Lo único que pasa es que no me fijé mucho en el aspecto de su hija cuando conocí a Damian. Pero ahora tendría que estar muerto para no fijarme.


–¿Qué quiere decir eso?


Su hermano seguía mirando a la bella Paula, así que no pudo ver el gesto de disgusto de Pedro.


–Deberíamos acercarnos a saludar a nuestra invitada de honor –añadió distraídamente.


Pedro lo agarró del brazo.


–¡Guárdate tu encanto contenido, pero letal, cuando estés cerca de Paula! –lo advirtió.


Miguel lo miró.


–¿Pero qué…? Oh, no, Pedro, por favor dime que no… ¡Oh, no, lo has hecho! ¡Te dije que tuvieras contentos a los Chaves y te has acostado con su hija!


–Baja la voz.


–¿Es Paula Chaves el motivo por el que anoche estuviste tan distraído? ¿El motivo por el que hoy has estado gritando a todo el mundo por la galería? ¿Es el motivo… por el que de pronto te has cansado de tu imagen de playboy y has decidido que tienes que librarte de ella?


–Métete en tus malditos asuntos…


–Es asunto mío, Pedro –lo interrumpió su hermano fríamente–. Todo lo que afecte a Arcángel es asunto mío. Y también de Gabriel.


–Esto no tiene nada que ver con Arcángel.


–¿Y qué es «esto», precisamente? ¿Qué significa para ti Paula Chaves?


–Nada que sea de tu incumbencia.


Miguel dejó escapar un suspiro de impaciencia.


–¿Sabe Chaves lo vuestro?


–No hay nada que saber.


–¿Lo sabe? –insistió con dureza.


–Sí, pero lo nuestro ya ha terminado.


–¿Por qué?


–¿No deberías alegrarte sin más en lugar de preguntar el porqué?


–No, si no es lo que quieres.


–Miguel, sabes que tú vives oculto tras una máscara tanto como yo.


–¿Y qué quiere decir eso?


–Quiere decir que ocultas tus emociones detrás de esa máscara. Quiere decir que tal vez te ha afectado que nuestro hermano pequeño se haya casado.


–¿Tanto como te ha afectado a ti?


Paula era lo que había «afectado» a Pedro, solo Paula. Y aún no sabía qué iba a hacer al respecto.


–¿Crees que Damian ha venido aquí tan tranquilo, para que te confíes, y que alguna de estas noches sus guardaespaldas te pillarán en algún oscuro callejón?


–No sé cómo he podido sobrevivir todos estos años sin una dosis diaria de tu optimismo –parecía que el sentido del humor de Pedro había regresado–. Anda, vamos a saludarlos… y a lo mejor luego podrás decirme si sigues pensando que tienen intención de eliminarme discretamente.


Y así se abrieron paso entre la multitud hasta donde se encontraban Paula y Damian charlando con varios empresarios.






No hay comentarios.:

Publicar un comentario