miércoles, 22 de julio de 2015

VOTOS DE AMOR: CAPITULO 24





Paula se desperezó y sintió un agradable dolor en ciertos músculos. Le cosquilleaba todo el cuerpo, sobre todo los senos y entre las piernas. Se sonrojó al recordar las muchas maneras en que habían hecho el amor.


Se volvió hacia la almohada vacía y deseó haberse despertado en los brazos de Pedro. Pero era casi mediodía. Supuso que él la había dejado dormir para recuperarse de los excesos de la noche anterior.


La alianza matrimonial y el anillo de compromiso que Pedro le había puesto la hizo sonreír de felicidad. Se sintió llena de esperanza ante el futuro.


Oyó su voz procedente del estudio al bajar a la primera planta y dedujo que estaría hablando por teléfono. Se dirigió a la cocina para prepararse un café.


Vio a un hombre sentado a la mesa tomándose una taza de café. Reconoció a Alejandro, el tío de Pedro, al que había conocido el día de su boda.


Él se levantó y le tendió la mano.


–Paula, me alegro mucho de que te encuentres aquí con tu marido.


Sus palabras la sorprendieron. Vio que le miraba los anillos.


–Yo estoy contenta de estar aquí con él –murmuró mientras se servía una taza de café y se sentaba a la mesa.


–Así que os habéis reconciliado. La junta directiva de AE se alegrará de saber que ha acabado con su imagen de playboy y de que ahora aparezca en la prensa como un respetable hombre casado. Es increíble lo que se consigue con un poco de coerción.


Paula dejó la taza en el plato.


–¿De coerción? Creo que no te entiendo.


–Sí, presioné a mi sobrino para… ¿cómo se dice en inglés? Le di un empujoncito para animarlo a seguir casado. Creo que te he hecho un favor –Alejandro sonrió–. Le dije que solo le nombraría presidente de la empresa si se enmendaba y volvía con su esposa.


Ella sintió náuseas y tragó saliva.


–¿Cuándo fue eso?


–Me acuerdo de la fecha exacta: el quince de este mes, el día en que cumplí setenta años. Le dije que quería jubilarme y nombrar presidente a su primo Mauro, a no ser que me convenciera de que estaba dispuesto a seguir casado.


El dieciséis de junio se había celebrado la fiesta en Londres en la que habían actuado las Stone Ladies y en la que Pedro la había besado en público mientras bailaban.


Sin saber lo que hacía, Paula se tomó el café de un trago.


Pedro le había dicho que había cambiado de opinión y que quería que le diera una segunda oportunidad la noche después de que su tío le hubiera presentado el ultimátum.


¡Qué estúpida había sido!


Sintió que la abandonaban las fuerzas y la taza se le cayó sobre el plato.


–Es increíble –susurró.


Alejandro rio sin darse cuenta de lo que habían supuesto sus palabras.


–Sí, a mí también me resulta difícil creer que ya tengo setenta años. Estoy deseando dedicarme a jugar al golf, ahora que Pedro será el presidente.


Al darse cuenta de lo pálida que estaba, le preguntó con expresión preocupada:
–¿Te encuentras bien?


Ella se levantó tambaleándose.


–Tengo náuseas.


–Ah. ¿Un bebé, tal vez?


¡Por Dios! A Paula, el corazón le dejó de latir durante un segundo.


¡El destino no le jugaría la mala pasada de darle un hijo en aquel momento, cuando tenía pruebas del engaño de Pedro!


Salió corriendo de la cocina mientras pensaba que se había dejado las píldoras anticonceptivas en Londres cuando Pedro la había llevado directamente del hospital al aeropuerto para ir a Roma. Al tener relaciones sexuales se le había olvidado por completo que no estaba protegida.


Estaba cruzando el vestíbulo cuando la puerta del despacho se abrió y salió Pedro.


–Tesorino…


La sonrisa se le evaporó al contemplar la expresión adusta de Paula.


–¡No me llames así! –le espetó ella mientras observaba sus bellos rasgos y su poderoso cuerpo.


Sabía que lo amaría hasta la muerte, lo cual aumentó su ira.


–Quiero que me digas la verdad.


Él enarcó una ceja.


–Nunca te he mentido, Paula.


–¿No me pediste que diéramos a nuestra relación una segunda oportunidad para que tu tío te nombrara presidente de AE en vez de a tu primo?


La pregunta resonó en las paredes del vestíbulo y a él le pareció que el aire temblaba mientras ella esperaba una respuesta.


Revivió la pesadilla que había tenido. El sol que entraba por la ventana formaba un halo de luz dorada en torno a Paula. 


Miró su hermoso rostro y, de repente, supo lo que debía hacer.


Se encogió de hombros.


–Mea culpa. Supongo que has hablado con mi tío, así que es inútil que lo niegue.


El suelo se abrió bajo los pies de Paula.


Quiso hacerle daño, que sufriera tanto como ella lo hacía en ese momento, y le dio una bofetada, dejándole los dedos marcados en la piel. Él aguantó el dolor sin rechistar.


Paula quiso morirse de vergüenza. Aborrecía la violencia física. Se odió por perder el control.


–¡Canalla! Supongo que me devolviste los anillos anoche porque sabías que Alejandro vendría hoy.


Recordó lo que le había dicho Diane Rivolli en la fiesta de los Bonucci: «Pedro haría lo que fuera para conseguir la presidencia de AE».


Paula se quitó el anillo de compromiso y la alianza matrimonial y se los tiró a Pedro.


–Puedes quedarte con ellos –dijo con voz ronca–. No los quiero. Tal vez en el futuro engañes a otra mujer haciéndola creer que tienes corazón en vez de una roca en el pecho. Dáselos a ella. Pero acabará por descubrir que, en el lugar que debiera estar tu corazón, solo hay un enorme vacío.


Los anillos rebotaron en el pecho de Pedro y cayeron al suelo. Ella se dio la vuelta y cruzó el vestíbulo a toda prisa.


Las llaves del coche estaban en la mesa, las agarró y se dirigió a la puerta principal.


–¡Paula, ten cuidado, por Dios! No estás acostumbrada a conducir un coche tan potente.


Mientras arrancaba, pensó con amargura que le preocupaba más el coche que ella. Al pisar el acelerador, el vehículo salió disparado.


Las lágrimas la ahogaban. Su matrimonio había sido una farsa desde el principio y había concluido para siempre.






6 comentarios:

  1. Ayyyyyyyy, no x favor, decime que Pedro la convence que la ama a Paula.

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  2. Opaaaa... y esta cagada como la arregla?

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  3. Opaaaa... y esta cagada como la arregla?

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  4. Opaaaa... y esta cagada como la arregla?

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  5. No podes dejarnos así!!! Muy buenos los caps

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  6. Que capítulos!!!! No puedo creer que la haya dejado ir así! que cobarde que es Pedro! :(

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