sábado, 6 de junio de 2015

EL HIJO OCULTO: CAPITULO 25




Paula permaneció mirando al infinito y con el corazón acelerado durante bastante tiempo. Finalmente se dirigió al salón y se dejó caer en el sofá.


No se había tomado la píldora desde que se separó de Pedro, pero no estaba dispuesta a admitirlo. 


Rápidamente hizo unos cálculos y suspiró. Le faltaba una semana para tener el periodo, no había demasiado problema.


Además, la última vez habían mantenido relaciones sexuales montones de veces. Una vez en el sofá no contaba lo mismo. Golpeó el sofá, como si fuera el culpable.


Si había algún culpable, era Pedro. Él nunca se olvidaba de ponerse protección. Al principio de su relación había sido muy cuidadoso con los preservativos, hasta asegurarse de que la píldora estaba haciéndole efecto. De hecho, no podía culparlo por haberse olvidado de emplear protección a propósito.


Si se quedaba embarazada, ella era la única culpable.


Se puso en pie. No tenía sentido quedarse ahí sentada temiendo lo peor. Lo mejor era que se fuera a la cama...


«¿Y quedarme embarazada sería lo peor que podía sucederme?», pensó mientras intentaba quedarse dormida.


Benjamin estaría encantado de tener un hermano o hermana. En circunstancias normales, a ella le habría gustado tener dos o tres hijos. Pero su situación con Pedro no era normal, y nunca lo sería...


Él no se comprometía en las relaciones amorosas.


Al día siguiente, durante el desayuno, Paula le comentó a Benjamin la posibilidad de ir a Grecia de vacaciones y el pequeño se entusiasmó. Pero Paula seguía indecisa...


El día empeoró cuando Benjamin y ella fueron caminando al pueblo, donde él le contó a todo el mundo que había conocido a su padre. Tampoco era necesario. La recepcionista del hospital ya había hecho su trabajo, y cuando entraron en la oficina de correos, la empleada le preguntó cuándo era la boda.






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