martes, 5 de mayo de 2015

SIN COMPLICACIONES: CAPITULO 10



Pedro cerró la puerta de la terraza, dejando atrás la nieve y el resto del mundo, y me llevó al cuarto de baño.


Con su brazo en mi cintura, su boca en la mía, pulsó un botón en la pared y, de repente, un chorro de agua caliente cayó sobre los dos.


Por fin, entendí el atractivo de las duchas compartidas. No tuvimos que dejar de besarnos mientras el agua caía por mi pelo y mi espalda. Por suerte, él debió bajar la presión o me habría ahogado allí mismo. Me tocaba por todas partes y yo hice lo mismo hasta que pensé que iba a explotar. Quería abrir los ojos para mirarlo, así que me apoyé en la pared y busqué a tientas el grifo para cerrarlo un poco.


De puntillas, me incliné hacia delante para buscar sus labios mientras exploraba su torso, su estómago plano, sus poderosos muslos con las manos. Me tomé mi tiempo acariciándolo hasta que me puse de rodillas. Solo había una parte de él que no había tocado y noté que contenía el aliento mientras lo acariciaba tan implacablemente como él me había acariciado a mí. Deslicé la lengua sobre su húmeda piel, cerca de su erguido miembro, que cada vez parecía más erguido. Era evidente que estaba tan desesperado como yo.


–Dio, Paula…


Levanté la mirada y vi que apretaba los dientes. Estaba a punto de perder el control y lo mantuve así un momento para demostrarle que podía prolongar el placer si tenía que hacerlo. Que podía hacer lo mismo que él me hacía a mí.


Por supuesto, yo no aguantaba tanto.


Deslicé la lengua por su miembro antes de meterlo en mi boca, centímetro a centímetro, y lo oí gemir algo en italiano mientras enredaba los dedos en mi pelo. Me pregunté cómo podía haber pensado que era un hombre frío cuando era pura pasión italiana. Claro que conseguía esconderla en público y eso me encantaba. Me gustaba haber descubierto una faceta de él que los demás desconocían. Era como si fuera así solo para mí. Estaba viendo al auténtico Pedro Alfonso y prefería aquella versión más humana, más ardiente en todos los sentidos.


Usé los labios y la lengua, chupando y lamiendo hasta que Pedro tiró de mí y me apretó contra la pared de azulejos, sus ojos fieros, su respiración agitada. Yo estaba sin aliento cuando puso las manos a cada lado de mi cara, atrapándome. Aunque no tenía que hacerlo porque yo no pensaba ir a ningún sitio. Podía sentir los fríos azulejos en mi espalda y el calor de su cuerpo por delante. Era la mejor trampa del mundo.


El agua caía por su cara, haciendo que sus pestañas negras pareciesen lanzas. Era el hombre más atractivo que había visto nunca, pensé, mientras enredaba una pierna en su cintura, atrayéndolo hacia mí para que no hubiese ningún espacio entre los dos. Me levantó entonces con toda facilidad y le eché los brazos al cuello. Estaba tan excitada que la primera embestida me hizo gritar.


–Eres increíble… –su voz sonaba ronca, pero al menos él podía hablar.


Yo era incapaz de articular ningún sonido que no fuera un gemido gutural y, sencillamente, me agarré a sus hombros, besándolo mientras entraba en mí. Nos corrimos al mismo tiempo, simultáneamente, en una oleada de éxtasis.


Luego me dejó en el suelo, pero no me soltó… afortunadamente porque me temblaban las piernas.


El cuarto de baño estaba nublado por el vapor de la ducha, pero seguramente también por el que emitíamos nosotros.


Pedro me frotó con una toalla antes de llevarme al dormitorio para secarme el pelo con otra (parecía tener cantidades industriales) que luego tiró al suelo sin mirarla siquiera. 


Porque estaba mirándome a mí.


Una cosa era segura: si aquello era sexo sin complicaciones, iba a hacerlo todo los días de mi vida.






4 comentarios:

  1. Wowwwwwwww, qué intensos los 3 caps. Me encantaron.

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  2. Muy buenos capítulos! Pero me parece que Pedro quiera más de lo que Paula está pensando que está dispuesto a darle! ;)

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  3. Mama mia !!!! Que pasion... derritieron todo jajajjajaj !! Geniales capitulos

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  4. buenisimosss,estaban prendidos fuego

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