jueves, 28 de mayo de 2015

ANTE LAS CAMARAS: CAPITULO 37





A la tarde siguiente, Pedro entró en la suite lleno de pesar. Él solo, sin ayuda de nadie, había conseguido tirar por tierra todo lo que Paula y él habían compartido esas semanas y ni siquiera sabía bien por qué.


O sí. Quizá sí lo sabía. Quería distanciarse de sí mismo y de ella y había aprovechado la primera oportunidad para hacerlo. La escapada de ella a la joyería había sido la excusa perfecta. Tenía que distanciarse de todo. Ella se iba a ir y él no estaba dispuesto a comprometerse con nada ni con nadie.


Y sabía bien por qué. Él no había sido capaz de proteger a su esposa porque ella se había ido a ver a una amiga por su cuenta sin escuchar sus consejos.


Paula le había vuelto a traer a la memoria esos recuerdos. 


Por fortuna, la imprudencia de Paula no había acabado de forma trágica.


Habían vuelto de la sesión hacía unos minutos. Él había llamado al servicio de habitaciones, pero ella había dicho que no quería nada y se había ido a su dormitorio. Así que él se había ido solo a la cocina a comerse una hamburguesa.


Al entrar después en su habitación, se detuvo en seco. 


Había una bolsa satinada de color negro sobre la cama. Se quedó mirándola como si pudiera morderle.


Había un sobre con una nota escrita.


Pedro,
Quiero darte las gracias por todo lo que has hecho por mí durante mi estancia en Dallas. Me gustó mucho conocer a tu familia, pero sobre todo, el tiempo que he pasado contigo. Nunca olvidaré los ratos que hemos compartido. Gracias de nuevo por todo lo que hiciste por mí.
Paula



No quería abrir el regalo. Pero, por otra parte, sentía curiosidad por saber qué era.


Desató el lazo satinado de color negro. Sacó el estuche gris y lo miró unos instantes. Finalmente lo abrió. Sobre el forro de terciopelo negro había un alfiler de corbata. Era toda una exquisitez. Paula tenía un gusto maravilloso. Pero él no sabía qué pensar. ¿Había corrido el riesgo de ser acosada por los fotógrafos sólo para comprarle a él un regalo? ¿Por qué significaba eso tanto para ella?


Cuando estaba saliendo de la habitación, oyó un golpe en la puerta. Se quedó muy sorprendido. Por lo general, el portero o el conserje le solían llamar antes a su teléfono móvil para avisarle si tenía alguna visita.


Quizás Roger viniera a entregar otro paquete.


Pedro se dirigió a la puerta, se asomó a la mirilla y se quedó de piedra. Sabía quién era aquel hombre. Era Mikolaus Kutras.


Una reacción visceral se adueñó de él. Sintió el estómago agarrotado y la adrenalina fluyendo por todo su cuerpo. Su primer pensamiento fue golpear sin piedad a aquel hombre que se había llevado la virginidad de Paula y luego la había despilfarrado. Aquel hombre del que ella trataba de huir. Su instinto le dijo que no debía abrir la puerta. Pero sabía que tenía que hacerlo.


—¿Está Paula Chaves? —preguntó Kutras, echándole una mirada rápida y despectiva.


—¿De parte de quién? —le preguntó él secamente.


—Dígale que está aquí Miko. Ella querrá verme.


Pedro esperaba en lo más profundo de su alma que no fuera así, pero tenía que dejar que fuera Paula quien lo decidiera. 


Pedro dio un paso atrás y dejó pasar al hombre. Sin mediar palabra, fue al dormitorio de Paula y llamó a la puerta. 


Cuando ella la abrió, Pedro trató de reprimir la impresión que le causó verla en ese instante. Estaba bellísima. Y aquel hombre podía echarlo todo a perder en un minuto si convencía a Paula para que se fuera con él de nuevo.


—Mikolaus Kutras está aquí y quiere verte —le dijo Pedro con un tono frío y distante.


Al oír esas palabras, Paula palideció al instante, y Pedro no supo interpretar si aquello era o no una buena señal.


—Puedo decirle que se vaya —añadió él.


Para disgusto de Pedro, ella vaciló unos segundos.


—Necesito verle. Pero a solas.


—¿Quieres que me vaya?


—Sí. No es necesario que estés aquí. Todo irá bien.


Pedro le hubiera gustado decir algunas cosas antes de salir, pero se limitó a echarse a un lado para que ella pudiera salir de su dormitorio y se encaminara al cuarto de estar con su antiguo amante.


No quería irse pero, al ver la forma en que Paula y Kutras se miraban, comprendió que tenía que hacerlo. Salió de la suite, cerrando la puerta tras él.






3 comentarios:

  1. Ayyyyyyyy, qué ansiedad x leer los de mañana!!!!!!!!!! Buenísimos los 3 caps!!!!!!

    ResponderBorrar
  2. Ay! No! venían bien! y ahora encima aparece este! Ojalá que Paula no se deje influenciar por Miko!

    ResponderBorrar
  3. Grrrrr no lo banco a Miko.. quiero q Pedro le diga que la ama a Pau !!

    ResponderBorrar