domingo, 12 de abril de 2015

SECRETARIA Y AMANTE: CAPITULO 11





Paula no podía conciliar el sueño, dio mil vueltas en la cama pero era inútil. Una sola imagen plagaba su mente; la de ella y Pedro besándose en aquella misma habitación. No podía tampoco sacarse el sabor de sus labios y el olor de su loción de afeitar.


Comprendió que dormir aquella noche sería una misión casi imposible de lograr por lo que decidió levantarse. Encendió la lámpara y saltó de su cama. Quizá lo único que la ayudaría esa noche fuera un enorme vaso de leche tibia con canela y miel, si eso no la ayudaba a dormir entonces se resignaría a pasar la noche en blanco.


Ni se preocupó por ponerse algo encima y bajó a la cocina con sus shorts de algodón y su musculosa con dos de los personajes de South Park estampados en el frente.


La luz que provenía de la calle iluminaba la cocina por lo que no encendió la luz, fue hasta el refrigerador y sacó el bidón de leche. La calentó y luego de agregarle una cucharadita de canela y dos de miel la bebió. Si no la ayudaba a conciliar el sueño al menos la ayudaría a relajarse, además le había quedado deliciosa.


Pegó un salto cuando la luz se encendió deprisa y vio a su cuñado vistiendo solamente la parte inferior de su pijama junto a la puerta.


—¿Te asusté? —preguntó él entrando en la cocina y yendo hacia el refrigerador.


—Si —respondió Paula terminando de beber su leche tibia.


Gabriel sacó una jarra con agua del refrigerador y buscó un vaso en la alacena, cuando lo hizo pasó por delante de ella y su brazo desnudo le rozó los senos.


—Lo siento —dijo él sin mover ni siquiera un centímetro el brazo.


Paula se dio media vuelta y dejó su vaso dentro del fregadero, de repente tuvo la urgente necesidad de salir de aquel lugar y alejarse de su cuñado. Pero cuando intentó girarse nuevamente, él le impidió moverse.


La luz que entraba por la ventana iluminó el rostro de Gabriel y Paula sintió como un escalofrío subía y bajaba por su espalda.


—Déjame que me vaya, Gabriel —le pidió.


Él no le respondió simplemente levantó un brazo y la acarició el hombro desnudo.


—¡Dios Santo, Pau! ¡Eres tan hermosa! —dijo mirándole el escote de su camiseta.


Paula abrió sus ojos como platos. ¡Aquello no podía estar ocurriéndole!


—Gabriel, por favor...


La mano de Gabriel subió ahora por su cuello y se detuvo en el mentón de Paula.


—No te imaginas las veces que soñé con poder tocarte, sentirte de esta manera —le dijo él intentando llegar más lejos aún—. Quiero besarte, Pau


—¡No! —gritó ella intentando zafarse—. ¡Suéltame!


Gabriel la sostuvo entonces con más fuerzas apoyándola contra el fregadero. Paula podía sentir como el frío mármol comenzaba a clavarse en su cintura.


—No grites, no querrás que Sara se despierte.


Paula se sintió terriblemente asqueada; su cuñado estaba intentando seducirla mientras su esposa dormía en el piso de arriba. Quería abofetearlo pero él le apretaba las manos contra el fregadero, pero no iba a permitir que aquella situación llegara más lejos. Movió una pierna y logró levantarla lo suficiente como para atestarle un certero rodillazo en la entrepierna que hizo que él la soltara por fin.


—¿Por Dios, Paula qué haces? Gabriel se llevó las manos a su bragueta y se retorció de dolor.


—¿Qué es lo que haces tú, Gabriel? —inquirió ella alejándose de él lo suficiente para que no volviera a tocarla.


—¿Acaso no lo sospechabas?


—¡Demonios, no! —había notado cierta actitud en él pero jamás se hubiera imaginado que su cuñado abrigara esa clase de sentimientos hacia ella.


—Me gustas mucho, Pau. No he podido dejar de pensar en ti desde que te mudaste con nosotros —se incorporó y le sonrió—. Eres una tentación muy grande, Paula.


Ella retrocedió aún más cuando vio que él se acercaba nuevamente.


—¡No te me acerques! —pidió tratando de no levantar demasiado la voz para no despertar a la inocente de su hermana.


—¿Sabes lo difícil que ha sido para mí tenerte tan cerca y no poder tocarte, no poder besarte —bajó el tono de su voz—. No hay un día que no me toque pensando en ti, Paula...


Paula se llevó las manos a los oídos pero eso no impidió que escuchara la sarta de obscenidades que él comenzó a decirle.


—Déjame al menos que te de un beso —rogó él extendiendo su mano hacia ella.


Paula lo miró de arriba abajo, en sus ojos grises solo había asco y furia.


—¡No vuelvas a acercarte a mí nunca más, Gabriel! —gritó antes de salir de la cocina.


Corrió aturdida hacia el exterior de la casa, ni siquiera podía pensar bien en lo que iba a hacer ahora pero lo que sí sabía era que en ese momento necesitaba salir de allí y poner distancia de su cuñado.


Se dirigió hasta el patio trasero y se subió a su automóvil. 


Apretó con fuerza el volante y luego encendió el motor. No tenía un rumbo prefijado pero no le importaba. Apretó con rabia el acelerador y salió disparada hacia la calle, una vez que las llantas de su viejo auto tocaron el asfalto, Paula condujo a toda velocidad hasta que se perdió en medio de la noche.







2 comentarios:

  1. Wowwwwwwww, qué fuertes los 3 caps!!!!!!!! Ojalá se encuentre con Pedro y la ayude.

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  2. Nooo es hdp el cuñado!! Ojalá q Pau se encuentre cn pepe!!! Espero demasiado ansiosa el prox cap, bsoo @GraciasxTodoPYP

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