martes, 24 de marzo de 2015
INEVITABLE: CAPITULO 3
Paula observó al guapo espécimen que se detuvo a su lado, mirando expectante la silla vacía al otro lado de la mesa. Su boca se congeló cuando su mirada conectó con unos profundos azules que enviaron electricidad por todo su cuerpo.
—Ehmm… sí, no, es decir… está libre, puedes usarla —dijo cuando finalmente recuperó su voz y la capacidad de usarla.
—Gracias—respondió él con una sonrisa.
Ella pensó que tomaría la silla y la llevaría a otra mesa, en cambio se sentó frente a ella. Él era alto y atlético, su espalda ancha y brazos duros estaban enfundados en una camiseta negra que le marcaba todos los músculos. Su piel era de un ligero color bronce y sus ojos sonreían divertidos mientras la miraba.
¿Qué es lo que encuentra tan gracioso?, pensó Paula.
Su nariz era recta y sus labios eran tan besables que a Paula se le hizo agua la boca. El labio inferior ligeramente más grueso que el superior, carnoso, sexy. Mientras ella lo observaba, su boca se curvó en una media sonrisa que le recordaba a alguien. Trató de hacer memoria pero nada venía a su mente.
Él se apoyó en la mesa para estar más cerca.
—¿Cómo te llamas? —preguntó él.
—¿Uhmm? —Paula estaba algo atontada ahora.
—Tu nombre —insistió sonriendo—. Después de ese repaso merezco al menos saber tu nombre—le guiñó un ojo.
Ella sintió los colores subir a su rostro. Justo en ese momento la camarera se acercó a su mesa con el resto de su desayuno.
—Aquí está su orden, señorita Chaves —le dijo la chica mientras colocaba sus waffles belgas con fresas y crema batida junto con su jugo de naranja sobre la mesa.
—Un avance, señorita Chaves —se burló el hombre—. Pero aún no se tu nombre, y me atrevería a apostar que ya sabes hasta la talla de mi camiseta.
A Paula se le escapó una carcajada mientras sentía que su rostro iba de rosa a rojo en segundos.
—Paula —respondió ella finalmente—. Mi nombre es Paula.
—Bien, Paula Chaves, mi nombre es Pedro —le dijo él—. Y creo que eres la chica más guapa que he visto en mi vida.
Una línea cliché, se reprendió Paula. No deberías estar prestándole atención a este tipo que seguramente será igual o peor que Sergio.
—¿Sigues ahí? —preguntó Pedro agitando una mano frente a los ojos de Paula—. Perdón si te estoy molestando…
Ella parpadeó rápidamente y se centró en el monumento masculino frente a ella. Nunca fue muy hábil encajando los cumplidos, y en ese momento no sabía que responder. Su mente estaba totalmente en blanco.
—Será mejor que me vaya —dijo él antes de que Paula dijera algo—. Ha sido un placer conocerte, Paula Chaves.
Pedro se levantó de la mesa arrastrando la silla hacia atrás. Hizo señas a la camarera, que se acercó rápidamente, y le pidió prestado un bolígrafo. Ella se lo tendió curiosa, entonces Pedro tomó una servilleta y apuntó un número telefónico.
—Espero volver a verte, señorita Chaves —dijo antes de alejarse de su mesa y salir de la cafetería.
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Ya me gustó esta historia. Sos una genia eligiendo jaja
ResponderBorrarBuen comienzo! Ya la estoy siguiendo!
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