sábado, 20 de noviembre de 2021

CORAZON INDOMABLE: CAPITULO 36

 

El camino de vuelta fue incómodo. Ninguno de los dos habló; no era de extrañar, pero Pedro nunca había considerado a su viejo amigo el silencio como un adversario. Estaba muy nervioso cuando aparcó frente a su casa.


Ya no la consideraba la antigua casa de sus padres, solo la de Paula.


Nada más frenar, ella salió del coche. Los modales de su padre le hicieron salir a él también.


—No se trata de ti, Pedro —dijo ella cuando llegó a la barandilla—. Se trata de lo que haces. De lo que hacías. No puedo estar con un hombre que tiene parte de mi padre en él. No puedo exponer a Lisandro a eso. Si puedes decirme con sinceridad que no hay nada de él en ti, entonces te escucharé. Juro que lo haré.


Pedro pensó en sus años en el ejército. En las cosas que había visto… y hecho. Y las cosas que había sido incapaz de olvidar.


No se parecía en nada al abuelo de Lisandro… y aun así se parecía en todo.


Así que se quedó callado, sin saber qué decir.


Paula asintió con tristeza y se giró hacia la casa.


—Buenas noches, Pedro.


Entonces desapareció. Él volvió a meterse en el coche. Había pasado toda una vida controlando sus emociones, pero en esa ocasión le hizo falta más de un minuto para recuperar el control.


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