miércoles, 17 de noviembre de 2021

CORAZON INDOMABLE: CAPITULO 26

 

Aquello resultaba una novedad. Desde que naciera Lisandro, su trabajo había sido asegurarse de que estuviera bien. Trabajar duro para crear un refugio para los dos. Pero hacía tiempo que no se sentía así. Segura. Como si pudiera dejar de lado la responsabilidad, solo por un momento, y que alguien se hiciese cargo.


Frunció el ceño. ¿Alguna vez se había sentido segura? Antes de dar a luz, su infancia era una enorme sombra con la figura dominante del coronel en el centro. El coronel Martin Chaves especializado en orden, disciplina y resultados. Tres cosas que la mayoría de los niños despreciaban instintivamente. A él le resultaba imposible ocultar su insatisfacción por cada detalle del comportamiento de su única hija, así que lo tomaba como un proyecto personal. Lo cual es lo que era. Él la había criado. En ausencia de su madre, que había muerto joven, ¿de quién si no sería la responsabilidad?


Por desgracia para ella, el coronel era tan entusiasta con sus mejoras como lo había sido durante una vida entera convirtiendo a reclutas novatos en soldados experimentados. Sus herramientas favoritas para tal misión eran una mano firme y una lengua de hierro. Paula aún llevaba las cicatrices emocionales que aquello le había dejado. Pero por encima de todo quedaba la sensación de que ella era insuficiente. No importaba lo que hiciera, nunca sería lo suficientemente buena.


Paula miró entonces a la carretera y entornó los párpados.


¿Qué diablos?


—¡Para! —apoyó las manos en el parabrisas y agachó la cabeza. Al mismo tiempo, Pedro giró el volante y pisó el freno.


En mitad de la carretera yacía un enorme canguro herido de muerte.


Paula agarró su maletín de primeros auxilios, se desabrochó el cinturón de seguridad y abrió la puerta al mismo tiempo.




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