Él la había obligado a lo que estaban haciendo, algo que no le había preocupado lo más mínimo en su momento. Sin embargo, en aquellos momentos, quería que ella estuviera con él porque así lo deseara y no por una lealtad por un hermano menor. ¿Era ella la clase de mujer que sería capaz de llegar tan lejos como para acostarse con un hombre para evitar que su hermano fuera a la cárcel? Él le había dicho que tenía que ser convincente en su papel. ¿Estaría tratando de convencerlo también a él? Si era así, era una magnífica actriz.
Cualquier otro hombre probablemente le diría que simplemente aceptara su buena suerte. No sólo tenía a alguien dispuesto a actuar como su prometida, sino que esa persona estaba también calentándole las sábanas de buena gana.
Estaba consiguiendo exactamente lo que quería, incluso más. Sin embargo, no estaba satisfecho. En lo más profundo de su ser, la culpabilidad lo devoraba por haber obligado a Paula a hacer algo así. ¿Lo habría hecho sin sentirse obligada a proteger a Facundo? Nunca lo sabría.
Estaba empezando a darle dolor de cabeza. Fuera cual fuera el modo en el que observara la situación, la conclusión era la misma. Paula era una persona muy leal, una cualidad que él respetaba profundamente. Sin embargo, había utilizado esa cualidad en su contra y eso le dejaba un amargo sabor de boca.
Suspiró profundamente y sacudió la cabeza. Sabía que no era lo suficientemente hombre como para dejar que Paula se marchara de buen grado. Después de haberla probado, no podía renunciar a ella. Además, no se podía decir que ella no estuviera sacando nada de aquella relación. Desde su transformación, se comportaba con más seguridad. Eso se lo había dado él. Le había permitido que descubriera a la mujer que era capaz de ser de verdad.
Sin embargo, por mucho que tratara de convencerse de que el fin justificaba los medios, no lograba conseguirlo.
Uyyyyyyyyyy, se viene la ecatombe me parece. Está muy buena esta historia.-
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