jueves, 17 de junio de 2021

NO TODO ESTÁ PERDIDO: CAPITULO 44

 

Más tarde, Paula fue a Penny's Song con Sergio y Maite y le recordó a los niños su papel en la gala. Y, uno por uno, todos le dieron su palabra de que lo harían bien.


Cuando Sergio se alejó hacia los establos con Maite, Paula se acercó a un altozano desde el que se veía todo el rancho, imaginando cómo quedaría al día siguiente con las luces y las mesas.


Cecilia llegó a su lado poco después.


–Hola, Paula. ¿Dónde está Maite?


–Con mi hermano. Creo que están en lo establos.


Cecilia sonrió.


–Ah, estás haciendo progresos. Ya puedes dejársela a otra persona.


–Sí, bueno, no te creas.


–Pensé que habías dejado a la niña con Pedro.


–No, pero la verdad es que se llevan muy bien. De hecho, Maite lo adora.


–Y Pedro adora a la niña.


–No debería haber dejado que ocurriese –murmuró Paula. –Maite lo echará mucho de menos cuando nos vayamos.


–Entonces, no te vayas –dijo Cecilia.


–Tengo que irme. Aquí no me retiene nada, ya no.


–¿Sabes lo que pienso? Que sigues enamorada de Pedro y que a él le pasa lo mismo, pero ninguno de los dos es capaz de dar el primer paso.


–Cecilia…


–Creo que deberías perdonarlo y él tiene que perdonarte a ti porque solo seréis felices el uno con el otro. Formáis una familia maravillosa.


Paula estaba atónita. Cecilia había resumido su problema en unas cuantas frases. Y tenía razón, pero no podía ser. Por una vez en su vida, quería sentirse amada por completo y nada había cambiado entre Pedro y ella.


¿O sí? Empezaba a tener dudas y no sabía cómo argumentarlas.


–La última vez me dolió tanto… no puedo, Cecilia.


Ella le puso una mano en el brazo.


–Hector y yo también hemos sufrido mucho, pero mira lo felices que somos ahora. ¿Qué tienes que perder, Paula? Si no funcionase, al menos habrías hecho un último esfuerzo.


–¿Pero cómo?


–Mañana es tu última oportunidad. Deja a Pedro boquiabierto. Hazlo por Maite, por Pedro, pero sobre todo por ti. Porque sigues enamorada de Pedro, ¿verdad?


Paula tuvo que hacer un esfuerzo para contener las lágrimas.


–Sí.


–Entonces, inténtalo por última vez.


–¿Hector le ha pedido lo mismo a Pedro?


Su amiga sacudió la cabeza.


–Mis labios están sellados.





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