sábado, 29 de mayo de 2021

EL TRATO: CAPÍTULO 49

 


Ella recordó todos esos años que había pasado en orfanatos, sintiéndose sola, no querida. El pensamiento le nubló la mirada.


—Sí, lo he sido —le contestó devolviéndole la profunda mirada.


—Entonces ya sabe cómo me sentí yo creciendo en esta ciudad, donde los Alfonso eran los reyes. Yo siempre estaba empujando, corriendo detrás de algo. Hasta que terminé la universidad y formé mi primera compañía. Luego, sentí lo que era el poder de estar a cargo de algo, de ser uno de «ellos». Me gustó esa sensación. Y, como se hace cuando se es joven, traté de devolverles todo lo que pensaba que ellos me habían hecho —le dijo él sacando un paquete de cigarrillos del bolsillo de su chaqueta—. ¿Le importa qué fume? —le preguntó.


Cuando Paula lo negó, encendió un cigarrillo y continuó:

—Los hijos de Alfonso eran los primeros de mi lista, por supuesto. Siempre se las habían dado de importantes cuando era más joven; especialmente, Pedro. Debo decir que él y yo siempre hemos llevado una relación de amor-odio. Bueno, yendo al grano, les quité rápidamente algunos negocios de debajo de las narices. Para decir la verdad, no me fueron muy bien, pero eso les hizo pararse un poco y tomar nota.


Pedro me contó todo eso. Ya se lo dije a él y ahora se lo digo a usted, me parece algo demasiado infantil.


—No dude que es así. ¿Es que todavía no sabe que los hombres son como niños pequeños enfadados y que, en vez de con juguetes, juegan con el dinero y el poder?


Pedro se pone completamente irracional en cuanto está usted por medio. En todo eso hay más que juegos de niños.


—Bueno, Pedro y Brian… Eduardo también, a veces tiene un sentido extraño de las cosas. Sólo reconocen lo que se les ha hecho de malo a ellos. Ellos creen que tuve algo que ver con la muerte de su padre.


—¿Y lo tuvo?


Dario apagó el cigarrillo.


—No. Roberto Alfonso fue el único de la familia que me trataba como a un ser humano. Era algo así como mi valedor, la figura de un padre, alguien a quien yo respetaba más que a nadie en el mundo. Él me proporcionó la forma de empezar y me ayudó a desarrollarme. Tengo que admitir que compré una compañía, Bradford Ltd., a la que le había echado el ojo desde hacía años. Pero eso era parte de un plan y él lo sabía. A Roberto le dio un ataque al corazón poco después de eso y ellos me echaron la culpa a mí. Créame, no tuve nada que ver en eso.


—Pero Pedro cree que sí.


Dario la miró.


—Sí.


—Y ahora cree que lo que usted quiere es sentarse en su consejo de administración.


—Sí.


—¿Y usted quiere que yo le ayude a eso?


—Sí.


—¿Y por qué debería yo traicionar a mi marido? Deme una buena razón.


Paula se lo quedó mirando cuando él se echó hacia delante, apoyando los codos sobre la mesa. El camarero los interrumpió entonces y tomó nota de lo que querían.


—Yo no lo veo como una traición —le dijo Darío, una vez que se marchó—. Los Alfonso no andan muy bien de liquidez ahora. Han reinvertido la mayor parte de su capital en nuevos equipos para una de sus compañías. Pero eso lo sabe usted muy bien ¿no? Lo que puede que no sepa es que van a tener que efectuar un pago muy fuerte dentro de muy poco tiempo. Sucede que yo tengo en estos momentos un montón de dinero que me sobra y quiero meterme en «Alfonso Corporation». Quiero llevar Bradford a la compañía también. Esto, en pocas palabras, es el plan con el que quiero que usted me ayude.


—No veo cómo voy a poder hacer algo así por usted. Eduardo casi no habla conmigo y, con lo único que estoy familiarizada es con la administración de las oficinas.


—Paula, es usted la primera persona de la familia Alfonso con la que, desde hace cinco años, consigo hablar. Créame cuando le digo que usted tiene una gran cantidad de poder en la familia. Posee unas acciones. Está en el consejo de administración. Puede convocar una reunión especial en cualquier momento.


—¿Es eso lo que quiere que haga? ¿Que convoque una reunión?


—Sí.


—¿Y para decir qué? —le dijo Paula agitando la cabeza—. Dario, no hay forma de que yo pueda hacer eso. No estoy preparada para llevar a cabo este tipo de asuntos.


—Yo lo tendré todo preparado para usted. Sólo va a tener que hacer la presentación. Ni siquiera va a tener que decirles que es cosa mía —le dijo él haciendo una pausa—. Éste es un buen trato, Paula. Bueno para los Alfonso, para mí, evidentemente, y para usted también.


—No veo lo que yo pueda sacar de todo esto.


—¿Ah, no? Puede lograr su libertad… si la quiere.


Paula volvió la cabeza. ¿Cómo podría decirle a ese hombre que ella no quería ya ser libre, sin decírselo en realidad? Su duda habló por ella de todas formas.


—¿Así que es eso? Está enamorada de Pedro ¿no?


—Dario…


—No lo niegue. Lo tiene escrito en el rostro —le dijo él sonriendo—. Mucho mejor. ¿Siente Pedro lo mismo por usted?


—Realmente no sé lo que puede tener esto que ver con lo que estábamos hablando.


Dario se sentó más recto en su silla.


—No tiene nada que ver. Lo que pasa es que pone las cosas más fáciles, eso es todo. Roberto se pondría muy contento con esto; siempre quiso ver cómo Pedro sentaba la cabeza.


—Usted parece saber mucho acerca de lo que pudiera querer Roberto Alfonso —le dijo Paula.


Dario se echó hacia atrás y el camarero le sirvió, mirando a Paula mientras lo hacía. A ella le pareció como si él se guardara algo en su interior, algo importante.


—Roberto y yo nos llevábamos muy bien. Mi padre era el borracho del pueblo y, si Roberto no se hubiera interesado por mí, no sé cómo habría terminado. Nuestra relación le causó algunos problemas con sus hijos, pero eso no le influyó nunca. Siempre encontró la forma de incluirme sin ofenderlos. Yo sé que él hubiera querido que este trato se llevara a cabo.


—Como usted diga. Pero, según dicen los Alfonso, su padre era muy estricto en lo que se refería a no tener a nadie que no fuera de la familia en el consejo de administración. ¿Cómo me puede explicar eso?


—No tengo que hacerlo. El trato se mantiene por sí solo, Paula. Estarían locos si no lo aceptan y, créame, si no se menciona mi nombre, van a dar saltos de alegría.




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