lunes, 4 de enero de 2021

AVENTURA: CAPITULO 5

 


Maldijo para sus adentros y se volvió para mirarlo. Y en cuanto vio sus ojos, pudo ver que lo sabía. Lo había deducido.


¿Y qué si lo sabía? Había dejado bien claro que no quería hijos. Probablemente, ni siquiera le importara que el bebé fuera suyo, mientras ella aceptara no contárselo jamás a nadie ni solicitar su ayuda. Cosa que no necesitaría, ya que el fideicomiso les permitía vivir muy bien. Pedro podría seguir adelante con su vida y fingir que jamás había sucedido.


Con suavidad, Pedro alzó la mano y acarició la carita de su hijo, girándole la cabeza para poder ver detrás de la oreja del pequeño. Pensando que se trataba de un juego, Matías agitó la mano y se revolvió en los brazos de Paula.


Al ver cómo palidecía, comprendió que lo sabía y no lo esperaba. Ni siquiera había considerado semejante posibilidad remota.


–¿Hablamos en privado? –preguntó con la mandíbula tensa y los dientes apretados.


–¿Dónde? –se hallaban en una fiesta con al menos doscientas personas, la mayoría de las cuales sabían que los dos tendrían mucho de qué hablar–. Sin duda no querrás que te vean con la hija de un competidor directo – soltó con una voz tan llena de resentimiento acumulado que apenas pudo reconocerla–. ¿Qué pensaría la gente?


–Solo dime una cosa –musitó él–. ¿Es mío?


¿Cuántas veces había imaginado ese momento? Había ensayado la conversación miles de veces; pero una vez hecho realidad, la mente se le había quedado en blanco.


–¿Contesta? –demandó él con tono perentorio.


No le quedaba más opción que contarle la verdad, pero solo pudo asentir con rigidez.


–¿He de suponer que jamás pretendías contármelo? –preguntó él con los dientes apretados.


–Para serte sincera –alzó el mentón en gesto de desafío con el fin de ocultar el terror que la atenazaba por dentro–, no pensé que te importara.



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