viernes, 8 de enero de 2021

AVENTURA: CAPITULO 17

 

Maldijo para sus adentros. Habría pensado que con el tiempo el deseo por ella habría disminuido, pero el impulso de ponerle las manos encima era tan poderoso como siempre. Y por el bien de ambos, no podía.


–Es un niño precioso –dijo al cerrar el álbum–. De hecho, se parece mucho a Julián a su edad.


Ella se levantó y guardó el álbum en su sitio. Una parte de él esperó que regresara al sofá y se sentara a su lado, y la decepción que experimentó cuando no lo hizo, le indicó con claridad que era hora de que se largara de allí. Debería estar concentrándose en su hijo, pero solo podía pensar en ella.


Se bebió el resto del vino y se puso de pie.


–Es tarde –anunció, aunque apenas eran pasadas las nueve–. Mi mañana empieza temprano. Debería irme.


Sin parecer decepcionada, lo acompañó a la puerta.


–Entonces, ¿te veremos mañana alrededor de las siete? –preguntó Paula.


–O antes, si me las arreglo –se puso la cazadora y ella le abrió la puerta.


–Me alegro de que hayas venido esta noche –comentó ella.


–Yo también –se detuvo justo más allá del umbral.


–Y hablaba en serio acerca de la elección que haces. Incluso después de esto, si decides que no puedes llevarlo a cabo, no te lo reprocharé. Ser padre es duro. Requiere toneladas de sacrificios.


–Suena como si intentaras disuadirme.


–También es la experiencia más gratificante que jamás he tenido. Te cambia de un modo que nunca esperarías. Cosas que solía pensar que eran importantes ya no me lo parecen. Ahora todo gira en torno a él.


No estaba seguro de poder hacer de un niño el centro de su vida.


–Ya sí que empiezas a asustarme.


Ella sonrió.


–Sé que suena intimidador, y en cierto sentido lo es. Cuesta explicarlo. Supongo que lo sentirás o no.


–Supongo que tendremos que esperar hasta comprobarlo.


–Supongo –corroboró ella.


Se hallaba con un pie en el porche cuando ella lo agarró del brazo.


Pedro, espera.


Se volvió hacia ella. Si Paula fuera inteligente, no lo tocaría, pero el daño ya estaba hecho. En ese momento él solo podía pensar en tomarla en brazos y abrazarla antes de pegar los labios a los suyos.


–Cuando estábamos mirando el álbum de Matias, comprendí lo mucho que había cambiado en estos nueve meses y en lo mucho de su vida que ya te has perdido. Solo quería decir… quería que supieras que… –luchó con las palabras–. Lo… siento.


Era algo que él no se esperaba y la sorpresa debió reflejarse en su cara, porque ella se apresuró a añadir:

–Sigo manteniendo que todo lo que hice fue lo mejor para Matías.


–De modo que… no lo sientes.


–Lo hice pensando en lo mejor para Matías, pero eso no significa que no fuera un error.


Quizá había algo que estaba mal en él, pero verla con esa humildad le resultó excitante.


Se inclinó levemente hacia ella, solo para probar las aguas, para ver cuál sería su reacción. Abrió un poco más de la cuenta los ojos y vio que contenía el aliento. Estaba seguro de que retrocedería, pero a cambio sus pupilas se dilataron y sacó la lengua para humedecerse los labios.


No era exactamente la reacción que había esperado. ¿O sí? Podía ser realista o podía ser inteligente. Si era realista, si se inclinaba y la besaba, ella le devolvería el beso y aunque necesitaran una noche, o cinco, terminarían en la cama.


Lo inteligente sería retroceder mientras aún podía hacerlo y eso era exactamente lo que planeaba hacer. Pero no fue fácil.


–Debería irme.


–De acuerdo –ella asintió algo aturdida.


–A menos que vengas conmigo –bajó la vista a la mano de ella–, vas a tener que soltarme el brazo.


–Lo siento –parpadeó y retiró la mano, ruborizándose a la luz del porche.


Paula no era de las mujeres que se ruborizaba. Irradiaba seguridad y carecía de vergüenza… al menos por fuera. No pudo decidir quién era más excitante, la seductora imperturbable o la muchacha vulnerable.


De modo que Pedro se apartó.


–Nos vemos mañana.


Ella asintió.


–Nos vemos mañana.


Comenzó a bajar las escaleras y se detuvo en el momento en que ella comenzaba a cerrar la puerta.


–Eh, Paula.


–¿Sí.


–Disculpas aceptadas.





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