jueves, 7 de enero de 2021

AVENTURA: CAPITULO 14

 


Al principio. Hasta que dejó de serlo. Hasta que se enamoró estúpida y perdidamente de él. Pero ese tendría que ser su pequeño secreto. Su orgullo dependía de ello.


–¿Tanto te sorprende?


–En realidad, no, teniendo en cuenta que los dos sabemos que no es verdad.


¿Y él? ¿Lo estimulaba hacer que las mujeres se enamoraran de él para luego partirles el corazón? ¿Era todo un juego para Pedro? ¿Y cómo debía reaccionar ella a su acusación? Si la rechazaba, daría la impresión de que estaba negando algo. Si reconocía la verdad… bueno, eso ni siquiera era una opción.


Se negó a darle la satisfacción de una respuesta.


–¿Qué días serían los mejores para que vieras a Matías? –le preguntó Paula–. Se acuesta a las ocho, de modo que si quieres que sean las noches de los días de entre semana, tendrá que ser antes. También puedes los domingos por la tarde.


–Durante la semana será complicado. He estado a rebosar de trabajo. Tengo suerte si alguna noche puedo irme antes de las nueve.


–Nadie mencionó que fuera a ser fácil. Debes establecer prioridades.


Él respiró hondo y dijo:

–Si mañana voy temprano a la oficina, podré salir a las seis y media.


–Es un comienzo –confirmó ella.


–Mañana, entonces.


Siguió un silencio prolongado e incómodo, en el que ninguno parecía saber qué añadir.


Bueno, como supongo que eso está arreglado… –él se levantó del sofá.


–Ha sido un día largo, y no sé tú, pero a mí me sentaría bien una copa de vino –nada más pronunciar las palabras, supo que era una mala idea, pero aún no estaba preparada para que se marchara.


No puedes obligarlo a amarte, se recordó. Y no lo querría. Deseaba a alguien sin obstáculos con las relaciones, que la amara de forma incondicional. Si es que existía esa clase de hombre.


Pedro la estudió con una ceja enarcada.


–¿Me estás pidiendo que me quede?


Sí, mala idea.


–¿Sabes qué? Olvídalo. No creo…


–¿Tinto o blanco? Porque mi preferencia tiende al tinto.


No debería estar haciendo eso. Seguía siendo vulnerable. Solo se estaba preparando para que la hirieran. Por todo lo que sabía, él podía estar viéndose con alguien en ese momento. Quizá esa era parte del período de prueba.


«Defectos de carácter», se recordó. No podría encontrarlos si no pasaba al menos algo de tiempo con él.


Por esa vez… después, lo vería solo si Matías se hallaba presente.


–Entonces, estás de suerte –le contestó–. Porque tengo ambos.



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