viernes, 12 de junio de 2020

MAS QUE AMIGOS: CAPITULO 50




La cabeza mojada de ella descansaba en el hueco del brazo también sudoroso de él; tenían las piernas entrelazadas y en la habitación débilmente iluminada ambos respiraban de forma entrecortada.


Pedro...


—Hmm


—Es probable que esto te suene trivial e ingenuo... —nerviosa, pasó los dedos por su pecho—. Pero... bueno, quiero que sepas que hacer el amor contigo es mejor que lo que nunca ha sido con otro. Mejor que lo que imaginaba.


Sintió que se ponía rígida ante el sonido de su risa; antes de que el pudor o la indignación la hicieran saltar de la cama, la abrazó con más fuerza.


—No me río de ti, cariño. Tienes razón; fue muy bueno.


—Vaya —dijo ella—. Imagino que tendré que inclinarme ante tu conocimiento y experiencia superiores sobre lo que está bien en el dormitorio, pero, cielos, si esto es sólo bueno... ¡necesito salir más!


—¡Claro que no! —la inmovilizó debajo de él—. Creo que debo advertirte de que espero que la madre de mi hijo siga ciertas normas.


—¿Oh? —la diversión en sus ojos se desvaneció—. Bueno, aún falta ese veredicto.


—De todos modos, ni se te ocurra creer que podrás irte de esta cama pronto, y menos aún «salir más». Reconozco que al decir que había sido bueno quizá subestimé las cosas un poco... —sonrió—. Pero como tengo el resto de la noche libre, si estás interesada tal vez podríamos repetir el ejercicio y así podré actualizar mi anterior evaluación.


—¿El resto de la noche? ¿No vas a ir a casa?


—No pensaba... —frunció el ceño—. ¿Por qué? ¿Quieres que me vaya?


—No, claro que no —se apresuró a decir—. Lo que pasa es que siempre has dejado claro que tu regla era no pasar la noche jamás con una amante, aunque la estuvieras viendo a menudo.


—Te lo dije antes, Pau; estoy cambiando de parecer en muchas cosas...




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