lunes, 13 de abril de 2020

TODO COMENZÓ CON UN BESO: CAPÍTULO 19




Pedro


Mi polla se puso alerta, mi corazón se aceleró, y cada parte de mí estaba tensa.


La miré a los ojos, el azul que me barría y me sujetaba. Y una vez más, me di cuenta de que así era como se sentía estar vivo de verdad.


Y todo fue por Paula.


La abracé fuertemente hacia mí, besándola hasta que estaba jadeando por aire, hasta que se aferró a mí. Me volví primitivo con ella, sabiendo que nada me detendría.


No quería perder más tiempo, no cuando tenía a Paula tan lista y dispuesta para mí. Me incliné una pulgada hacia atrás, nuestras bocas aún tan cerca si decía una palabra, que se cepillaban juntas. 


—Te quiero para siempre—, dije sin disculparme. 


Le puse la mano detrás de la cabeza, le puse una mano en la nuca y la mantuve cerca. Este lado posesivo se levantó en mí como una bestia hambrienta, negándose a ser domesticada.


Pedro—, susurró ella. 


—Dime lo que quieres—, ordené. —Dime lo que necesitas. —Un latido de silencio pasó entre nosotros. 


—Tú. Sólo te quiero y te necesito, Pedro.


Y eso es exactamente lo que quería oír. 


—Te quiero a ti—, dijo de nuevo.


Sus palabras me hicieron gemir.


Esto era sólo el principio, y de ninguna manera iba a parar hasta que Paula fuera mía irrevocablemente.



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