lunes, 27 de abril de 2020

CITA SORPRESA: CAPITULO 39






–Va a ser una fiesta muy elegante –le dijo Paola por teléfono al día siguiente.


–Isabel me dijo que sólo era una cena.


–Sí, pero hemos decidido que sea una cena elegante. Al fin y al cabo, Pedro y tú os conocisteis aquí.


–¡Nos conocimos en el trabajo!


–No, no, en el trabajo conociste a Pedro Alfonso, tu jefe. En mi casa conociste a Pedro.


–Paola, tú sabes que Pedro y yo no estamos prometidos de verdad, ¿no? La fiesta sólo es
para convencer a su hermana.


–Claro que lo sé. Pero esa no es razón para hacer las cosas mal.


–Bueno, pero no te pases.


–¿Pasarme yo?


–Mira, Estela se ha creído lo del compromiso, pero no es tonta. No quiero que sospeche...


–Tranquila, lo pasaremos muy bien –la animó Paola.


Paula no estaba tan segura. Quería mucho a sus amigas y sabía que lo hacían con la mejor intención, pero estaba nerviosa. Paola y Isabel la conocían muy bien. Tan bien que enseguida comprenderían que estaba enamorada de Pedro. Y esperaba que no la delatasen.


–Ojalá no tuviéramos que ir –dijo, suspirando, mientras buscaba sus pendientes favoritos
encima de la cómoda.


En el espejo vio a Pedro poniéndose la camisa. La intimidad de vestirse juntos le resultaba
emocionante.


–Yo también preferiría quedarme en casa, pero Estela está deseando conocer a todo el mundo. Seguramente buscará aliados en su campaña para que nos casemos lo antes posible.


–Todo se está complicando, ¿verdad?


–Es culpa mía –suspiró él–. Conociendo a mi hermana, no estará contenta hasta que sepa en
qué iglesia nos casamos, cuántos invitados vendrán a la boda y qué flores vamos a elegir. De verdad... a veces desearía que no hubiéramos empezado este juego.


–¿En serio? –preguntó Paula.


Pedro se quedó mirándola a los ojos.


Para Paula fue como si el mundo hubiera dejado de girar. Sin decir nada, Pedro se acercó y le
puso las manos sobre los hombros.


–No me puedo imaginar lo que haría sin ti. Antes, cada vez que venía mi hermana me sentía incómodo, pero está vez todo está saliendo bien y es gracias a ti. Estela dice que eres maravillosa.


–Ella también es estupenda.


–Nunca te he dado las gracias por todo lo que estás haciendo. Y no me refiero sólo a... fingirte mi prometida. La casa está preciosa, cocinas de maravilla y mi hija... en fin, nunca la había visto tan feliz.


–¿Y tú?


–Yo también soy feliz.


Paula enredó los brazos alrededor de su cuello y Pedro la besó suavemente en los labios. Era la
primera vez que la besaba por iniciativa propia... cuando no estaban a oscuras.




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