viernes, 28 de febrero de 2020

LUZ, CAMARA Y... BESO: CAPITULO 35





Se despertó sintiendo las dulces caricias de unos labios recorriendo su cuello.


—¿Estás bien?


Encontró unos profundos ojos castaños mirándola. Y un impresionante cuerpo desnudo tendido a su lado.


—Ha sido…


—Mejor de cómo me lo había imaginado —le susurró él cálidamente al oído.


—¿Te habías imaginado algo? —preguntó sorprendida.


—No te puedes ni hacer una idea. Todo tipo de pensamientos lujuriosos.


«Pero nada de amor», pensó ella.


Después de haber pasado una vida entera llena de desilusiones, debería haberle resultado fácil asumir una más, pero no fue así, y tuvo que disimular lo mejor que pudo para que no se le notara.


—He estado pensando en ello desde aquella noche en la casita de invitados —continuó Pedro.


—¿En serio? Entonces, ¿has estado ensayando desde entonces una estrategia para seducirme?


—No, no he estado ensayando nada. He estado anhelando que ocurriera.


—Entonces… ¿No ha sido algo espontáneo? —preguntó ella muy seria.


—Nunca hago nada sin pensarlo antes —respondió Pedro.


—¿Y la última vez que…?


—No fue una casualidad del todo. Cuando veía cómo comías esos mejillones que tanto te gustan, me preguntaba lo dulce que sería saborear tus labios.


Paula, sonrojada, fingió enfadarse y le empujó, a lo que él respondió atrayéndola hacia él y besándola apasionadamente.


—Bueno, ahora Maddox saldrá de escena, ¿verdad?


—Creí que estabas harto de hablar de él —dijo ella.


—No quiero hablar de él, pero quiero oírtelo decir. Habéis terminado, ¿no?


—Siempre seremos íntimos amigos.


—Espero que no demasiado íntimos.


—¿No es buena publicidad para ti que se nos vea juntos? —preguntó Paula.


—No —contestó él serio.


—Sí —replicó ella.


—Es bueno para la cadena.


—Y tú trabajas en ella. Perteneces a ella.


Pedro la besó con fuerza, de forma posesiva, apretándola contra él.


—Yo te pertenezco a ti —sonrió él.


Paula saboreó aquellas bellas palabras.


—Haré todo lo que necesites, Pedro. Sé lo importante que es todo esto. ¿Tal vez podríamos mantenerlo en una relación cordial?


—No funcionaría. La prensa es capaz de convertir cualquier relación, aunque sólo sea cordial, en un escándalo tortuoso.


—No todos son así.


—No, no todos. Conozco a un par de ellos que estarían dispuestos a hacer un reportaje profesional sobre lo que hacéis en las pausas del rodaje —explicó Pedro.


Paula se echó a reír al pensar en las partidas de cartas, en los cuchicheos sobre los líos sentimentales de los miembros del equipo y las miles de tazas de café que se tomaban.


—Se llevarán una gran decepción en lo que a mí y a Brian se refiere. Tú y yo, en cambio…


—No podemos permitir que nadie lo sepa, Paula. Lo entiendes, ¿verdad?


Paula pensó en Constanza, en los años que llevaban ella y Brian escondiéndose para que nadie conociera su relación.


—Si Brian puede hacerlo, nosotros también.


—¿A qué te refieres? —preguntó confundido.


—Brian tiene desde hace años una relación con una chica que le quiere con locura.


Pedro se rió.


—Maddox no reconocería el amor aunque lo tuviera delante.


—Fui al cine con ella esta noche. Es una chica adorable.


—¡Estás hablando en serio! —exclamó él—. ¿Y la televisión? ¿Y la prensa?


—Se mantienen alejados de ella. Parece que no pueden sacar nada de ella.


—¿Y todas esas mujeres?


Paula se dio cuenta de que, en el fondo, Pedro era tan víctima de aquel mundo y de sus prejuicios como ella.


—Montajes de Kurtz. Brian está enamorado de Constanza.


Pedro la miró intentando asimilar la noticia, y Paula sonrió al darse cuenta de que Pedro no tenía miedo a cambiar de opinión, a darle una segunda oportunidad a algo.


—Y hay algo más que acabará de darle la vuelta a todas las ideas que tenías sobre él. Es una persona muy inteligente.


—Pero no está interesado en ti, ¿verdad?


—Sólo somos amigos.


—Entonces, no puede ser muy inteligente.


Y rodó por la cama con Paula entre los brazos, besándola, hundiendo sus manos en el cabello de ella, sintiendo su piel.


Pedro


—¿Mmm…?


—¿Sería posible que dejáramos de hablar de Brian mientras…?


Pedro sonrió maliciosamente.


—Será un placer.





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