jueves, 27 de febrero de 2020

LUZ, CAMARA Y... BESO: CAPITULO 30




La cadena todavía no se había enterado del beso que se habían dado Paula y Maddox el día anterior. El subalterno que Kurtz había enviado al rodaje para estar al tanto de todo lo que sucedía no se había enterado de nada, ya que había estado hablando por teléfono en el interior en ese preciso momento. Sólo un fotógrafo había captado la instantánea, pero era más que suficiente. Pedro había descubierto que trabajaba para un buen número de revistas. Si la fotografía llegaba a aparecer en cualquiera de ellas, el interés por aquel rodaje estaría garantizado.


La cadena se frotaría las manos.


Querían que la prensa tuviera acceso directo a Paula. Y seguramente estaban pensando en los periodistas más amarillistas, precisamente los que podían convertir un simple beso en algo mucho más sórdido.


Pero él también conocía a otro tipo de periodistas, y fue entonces cuando se le ocurrió una idea.


—Avísame cuando vayan a llegar —le dijo a Kurtz antes de colgar el teléfono.


La satisfacción por la nominación de la serie se había desvanecido, aplastada por la amenaza del reportaje que planeaba la cadena.


No tenía otra opción que recurrir a Tannon o a Larks, ambos buenos periodistas, moderados y en nómina de los periódicos con mejor reputación. Tenía que darle la exclusiva a cualquiera de ellos con la esperanza de que realizaran un artículo centrado en la serie, y no en sus vidas privadas.


Vidas privadas.


Pedro volvió la mirada hacia donde estaban Paula y Maddox. Se estaban tomando un café y charlando animadamente. Tenía que hablar con ellos. El tiempo que pasaban juntos cuchicheando y haciéndose carantoñas podía alertar a la persona menos idónea. Y eso sería un desastre para todos.


No podía creerlo. ¿Qué podía haber cambiado entre ellos? Se estaba volviendo loco.





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