martes, 14 de enero de 2020

SIN PALABRAS: CAPITULO 3




Alicia les dio una vista igualmente atractiva a todos, y Paula caminó a su paso. Los clientes en espera formaban dos largas filas, pero, de alguna forma cuando Alicia llegó, un espacio apareció milagrosamente. Un camarero bien parecido se inclinó para tomar la orden de Alicia.


La música estaba demasiado alta para poder oír las quejas de las demás mujeres que habían esperado durante mucho tiempo para ser atendidas, pero Paula vio las miradas desagradables que le daban a su amiga.


Un momento después, Alicia le colocó un trago de color verde neón en la mano.


—Por la diversión —gritó. O “por uno” o “algunas nalgas”1.


La música estaba demasiado alta para saber con seguridad, así que Paula asintió, sonrió y bebió.


La bebida dulce y amarga fluyó por su garganta y depositó una sensación cálida en su estómago. Ella se estremeció y colocó el caso vacío en la barra.


Dos chicos lindos se acercaron y señalaron la pista de baile. Alicia la agarró de la mano y la arrastró hacia la acción.


Pasaron la siguiente hora bailando con cada chico atractivo que mirara en su dirección. 


Después de un gran vaso de agua, consiguió otro trago neón. Tenía que admitir que en realidad se estaba divirtiendo, cuando Alicia indicó que tomaran un descanso para ir al baño.


La música se oía ligeramente amortiguada dentro del área con espejos brillantes.


Alicia sacó un labial brillante del delgado bolso con lentejuelas tamaño wallet que llevaba atravesado sobre el pecho.


—Admítelo, Paula. Te la estás pasando genial. —La confiada voz de Alicia se oyó a pesar del estruendo.


—Tienes razón —dijo Paula, tratando de hacerse oír—. Es divertido.


—Ahora tenemos que empezar a ser más selectivas. Quiero que conozcas a alguien. Alguien con potencial.


Pau se encogió de hombros y le dio la espalda al espejo. Una chica tetona de cabello púrpura le dio un codazo para hacerse al frente. Ella fue hacia la puerta y esperó a que su amiga decidiera que había alcanzado la perfección. 


Pasárselo bien parecía un enorme logro. Tal vez intentar conocer a alguien especial era una extralimitación. Además, sin la capacidad de intercambiar nombres por encima del ruido, parecía una exageración llegar a conocer a alguien.


Su ponderosa amiga le enganchó el brazo y abrió la puerta de un empujón. Se dirigieron al bar. Varios de los chicos con los que había bailado se les acercaron, pero la jefa los despidió con la mano. Obviamente ella no había considerado que tuvieran el ‘potencial’ que estaba buscando.


El bar, ahora con más gente, se abrió como el mar rojo para Alicia. Su nuevo admirador, el atractivo camarero, por arte de magia apareció y ella ordenó bebidas.


Paula observó la pista de baile y evitó las miradas sucias de las mujeres que esperaban a ser atendidas.


Después de un codazo, un vaso aterrizó en su mano. Tragó un sorbo del efervescente líquido. 


Su mejor amiga les había ordenado su veneno habitual, ron y coca cola.


Compartieron el asiento acolchado de un taburete elevado en la barra y bebieron sus bebidas. La música vibraba a través de altavoces gigantes como un extraterrestre filtrándose a través de sus poros para explorar su cuerpo. El alcohol ayudó a compensar el dolor de cabeza que repiqueteaba en la base de su cuello.


Entre la masa de cuerpos girando, saltando y haciendo twerking, sobresalían dos hombres. 


Eran más altos que el promedio y de constitución atlética. El más musculoso, de cabello claro, captó su atención. No. No más rubios. Desvió la mirada hacia el más delgado y alto, de cabello oscuro.


Alicia le dio un codazo y señaló hacia los tipos guapos. La música cambió y los hombres dejaron a sus compañeras rubias decoloradas, dirigiéndose a la barra. Las chicas batieron sus pestañas postizas e hicieron un puchero, pero los hombres nunca miraron hacia atrás.


El apuesto par estaba a tres metros de distancia y en la tercera hilera para los tragos. El rubio miró en dirección a Paula y le dio una sexy sonrisa de chico malo. Un montón de mariposas estiraron las alas en su estómago.


Alicia se bajó del asiento y saludó a los dos bombones. Ellos intercambiaron miradas. 


Después de un asentimiento mutuo entre ambos, se acercaron.


1 En inglés tienen sonidos parecidos.




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