sábado, 4 de enero de 2020

HEREDERO OCULTO: CAPITULO 7




Paula se quedó en la acera, delante de La Cabaña de Azúcar, viendo cómo Pedro se alejaba en dirección a las oficinas de Blake and Fetzer. No respiró hasta que no lo perdió de vista.


Entonces, en cuanto le cesó la presión del pecho y su corazón empezó a latir con normalidad, se giró y volvió a la panadería. 


Subió las escaleras que daban al apartamento que había en el primer piso. A medio camino, oyó la música favorita de su tía, de los años 40, y a Dany protestando.


Empezó a subir las escaleras de dos en dos y entró corriendo. Su tía estaba paseando de un lado a otro, intentando calmar al niño.


–Pobrecito –dijo Paula, tomando a su hijo en brazos.


–Gracias a Dios que estás aquí –comentó Helena aliviada–. Iba a darle un biberón, pero he esperado un poco porque sé que prefieres darle tú el pecho.


–Es cierto –le respondió Paula, acunando a Dany mientras iba a sentarse desabrochándose la blusa–. Muchas gracias.


–¿Cómo ha ido? ¿Se ha marchado ya Pedro? –le preguntó su tía.


–Sí, se ha marchado –murmuró ella.


Y se dio cuenta de que no estaba tan contenta como debiera. Había pensado que Pedro había salido de su vida para siempre, pero volver a verlo no había sido tan desagradable como había imaginado.


Le había bastado con ver sus ojos verdes para que le temblase todo el cuerpo.


Y enseñarle la panadería no había sido tan horrible. De hecho, si no hubiese sido por el secreto que escondía en el primer piso, tal vez hasta le hubiese invitado a una taza de café.


Lo que, en realidad, no era buena idea, así que tanto mejor que se hubiese marchado.


Tenía a Dany pegado contra el pecho, tranquilo después de haber empezado a comer, cuando Paula oyó pasos en las escaleras. Teniendo en cuenta que las dos únicas personas que sabían de la existencia del apartamento ya estaban en él, sospechó que iba a llevarse una desagradable sorpresa.


No tuvo tiempo suficiente para levantarse y esconder al bebé, ni a gritarle a su tía que se pusiese en la puerta. De repente, vio a su exmarido, sorprendido y furioso, en la puerta.




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