sábado, 4 de enero de 2020

HEREDERO OCULTO: CAPITULO 10




Paula deseó arrebatarle a Dany y salir corriendo. Encontrar un lugar en el que esconderse con su bebé hasta que Pedro perdiese el interés por él y se marchase por donde había llegado.


Pero conocía bien a su marido y sabía que no iba a marcharse y dejar a su hijo allí.


Así que supo que tenía que enfrentarse a la realidad. De todos modos, había estado preparada para contarle a Pedro que estaba embarazada cuando lo había averiguado, y sus valores morales seguían siendo los mismos que entonces.


No obstante, eso no significaba que estuviese preparada para hacer las maletas e ir con él a Pittsburgh. Su vida estaba allí. Tenía a su familia, a sus amigos y un negocio.


La idea de que Pedro se quedase en Summerville hizo que se le acelerase el corazón, sintió pánico.


Estaba entre la espada y la pared.


–No puedo volver a Pittsburgh –espetó, fingiendo que no la desgarraba por dentro verlo con su hijo en brazos.


–Bien, en ese caso, me quedaré yo aquí.


Paula notó cómo el pánico crecía en su interior.


–Pero no puedes quedarte para siempre –le dijo–. ¿Y la empresa? ¿Y tu familia? 


¿Y mi salud mental?


–No lo haré –le respondió él.


Luego le devolvió a Dany muy a su pesar, con cuidado para que no se despertase, y se sacó un teléfono móvil del bolsillo.


–Pero si piensas que la empresa, o mi familia, son más importantes que mi hijo, es que estás loca. Puedo tomarme un par de semanas. Solo tengo que decirle a todo el mundo dónde estoy.


Y, dicho aquello, se dio la media vuelta y fue hacia las escaleras mientras marcaba un número en el teléfono.


Paula se balanceó y miró a su hijo. Notó cómo las lágrimas le inundaban los ojos.


–Oh, hijo mío –susurró, dándole un beso en la frente–. Estamos metidos en un buen lío.



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