miércoles, 11 de diciembre de 2019

SECRETOS DE AMOR: CAPITULO 53






Paula Volvió al despacho furiosa, pero no le contó a Pedro su «encuentro casual» con Celina Carter-Lloyd. Y cuando llegaron las cinco, él le dijo que había surgido algo de última hora y no podía llevarla a casa.


-No importa, no te preocupes.


Salió del despacho pensativa y cuando cruzaba la calle vio el Bentley plateado de Pedro... con Celina dentro.


De modo que Celina era el «algo de última hora» que había surgido...


¿Le contaría a Pedro lo del niño que había perdido? Desde luego, estaba desesperada por volver con él. Y, en realidad, sería una esposa perfecta para Pedro Alfonso, tuvo que reconocer. Al día siguiente, él la llamó a su despacho.



-Tengo que hablar contigo.


-Yo también -dijo Paula.


-Tú primero.


-Ayer te vi con Celina -suspiró ella.


-La llevé a casa, sí. Pero por el tono, veo que has sumado dos y dos y te salen quince -sonrió Pedro.


-¿Te ha contado que ayer habló conmigo? Me dijo, entre otras cosas, que había perdido un hijo
tuyo...


Él soltó una sonora carcajada. 


-¿Qué? Pues sería la inmaculada concepción, porque Celina y yo no nos hemos acostado nunca.


-¿No?


-Nunca.


-¿Y por qué iba a mentirme?


-No tengo ni idea. Supongo que para crear problemas entre nosotros. Pero no hablemos más de Celina, no tiene importancia. De lo que quería hablarte es de tu ex marido. He contratado a un detective y ha descubierto varias cosas interesantes. Sobre todo, que le debe dinero a todos los bancos de Londres.


-Eso era de esperar -murmuro Paula-. ¿Y su novia? ¿Ella sabe algo?


-No estoy seguro, pero creo que sí. Luisa Henry parece ser una empresaria bastante lista y supongo que usa los problemas económicos de tu ex marido para conseguir lo que quiere


-¿A qué te refieres?


-Se ha casado dos veces, pero no tiene hijos. Y me da la impresión de que está más interesada en Maia que en tu ex marido -contestó Pedro-. Podría haberse ofrecido a pagar sus deudas a cambio de la niña. Hay gente muy desesperada, Paula.


-Sí, yo también me temía eso -murmuró ella-. Está intentando comprar a mi hija. ¿Crees que podrían quitarme la custodia, Pedro?


-No es probable, pero supongo que Leo y Luisa intentarán hacerse pasar por una pareja estable. Y eso para los jueces es importante -contestó él.


-¿Qué quieres decir?


-Que tú trabajas muchas horas al día y tienes que dejar a Maia en la guardería, Paula. Un juez podría dictaminar que la niña debe vivir con tú ex marido...


-¡Dios mío!


-Pero yo tengo la solución.


-¿Cuál?


-Cásate conmigo-. sonrió Pedro.


-¿Qué?


-Así podrías dejar de trabajar y quedarte en casa con Maia. De ese modo, ningún juez te quitaría la custodia de la niña.


-Pero... no podemos casarnos.


-¿Por qué?


-Porque... no estamos enamorados -contestó Paula-. Yo ya he pasado por un matrimonio desastroso y no quiero volver a vivir eso. No me casaría por conveniencia, Pedro.


Él se quedó callado un momento, pensativo. 


-¿Quieres que dejemos de vernos?


-No, no...


-Paula, yo no puedo dejar de pensar en ti. Me gustaría hacerte el amor cada día...


-El sexo no es una base sólida para un matrimonio-. lo interrumpió ella.


-Lo sé. Pero entre nosotros hay algo más que sexo, ¿no?


Paula apartó la mirada.


- No estoy segura.


Pedro se levantó entonces, enfadado.


- Muy bien, pues entonces tendré que esperar. Quiero probarte que entre tú y yo hay algo más que atracción física. Porque hay algo más, Paula. Mucho más.




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