jueves, 5 de diciembre de 2019

SECRETOS DE AMOR: CAPITULO 35




Era una fiesta asombrosa, pensaba Paula, cegada por el brillo de los diamantes y los rubíes. Lo mejor de la sociedad parisina estaba allí, los hombres con esmoquin, las mujeres con diseños de alta costura. Era difícil no sentirse un poco abrumada, aunque afortunadamente Pedro no se separaba de su lado.


Y en cuanto a Sebastian, Paula hizo todo lo que pudo por animarlo, como su abuela les había pedido. Charlaron, rieron, tomaron champán y bailaron juntos en la pista.


Pedro observaba todo aquello intentando contener un absurdo ataque de celos. Seb era uno de sus mejores amigos, un hombre locamente enamorado de su esposa, y Paula estaba casada... aunque parecía haberlo olvidado.


Sin embargo, lo único que deseaba era sacarla de allí, tenerla para él solo…


-Seb, ¿Te importa que te robe a mi secretaria un momento?


-No, claro que no.


-¿Bailamos, Paula?


-Pues... la verdad es que me apetece una copa.- sonrio ella.


Cualquier cosa con tal de no estar entre los brazos de Pedro Alfonso, con tal de que
no se diera cuenta de cómo le latía el corazón, de cómo deseaba apoyar la cara en su pecho...


-¿Otra?


-Sí, he descubierto que me gusta mucho el champán -admitió Paula con una risita. Nunca había tomado champán y era toda una revelación.


Pero no podía entender por qué Pedro parecía tan serio.


-¿Agua? -murmuró, cuando Pedro la llevó a la terraza y le ofreció un vaso de agua mineral-. Pensé que teníamos que animar a Seb.


-¿Animarlo? Sí, lo estás haciendo muy bien.


-¿Qué quieres decir?


-Que pareces muy empeñada en pasarlo bien. Aunque no sé si madame Roussel quería que sedujeras a su nieto delante de todo el mundo.


-¿Cómo dices?


-Has bebido demasiado, Paula.


-No he bebido demasiado -replicó ella, furiosa.- ¿Y cómo te atreves a decir que estoy seduciendo a Seb? Estaba siendo amable con él, nada mas.


-Pues a mí me ha parecido mucho más que eso. Todo el mundo está hablando de ti...


-¿Qué? No puedes...


-Si estás decidida a cometer adulterio, hazlo conmigo -la interrumpió Pedro-. Seb ya tiene suficientes problemas. Lo último que Elisa necesita ahora mismo es oír rumores sobre la pelirroja que intentaba ligar con su marido en la fiesta de su abuela.


Tras el sarcasmo había una furia que no podía disimular. Pero también ella estaba furiosa. Sin pensar, Paula levantó la mano y le propinó una sonora bofetada que retumbó por toda la terraza. 


-No pienso cometer adulterio con nadie y mucho menos contigo.


Parecía tranquila, pero por dentro estaba temblando. Odiaba la violencia física, pero no había estado más exasperada en toda su vida.


-¿Ah, sí? Entonces, ¿por qué no dejas de provocarme?


-¿Yo?


-Cada vez que me doy la vuelta encuentro esos ojos grises clavados en mí, mirándome, provocándome.


-Tú estás loco... ¿a quién estoy provocando a tu amigo Seb, a ti... a todos los hombres con los que me cruzo? ¿Se puede saber qué te pasa?


—A mí no me pasa nada.


-Eres tú el que no para de mirarme... aunque intentas disimular, claro. ¿Crees que no me he dado cuenta?


-¿Piensas contarle a Chris que tu jefe quiere llevarte a la cama?


-¡Lo que yo cuente o no cuente es cosa mía!. ¿Cómo te atreves a meterte en mi vida? ¿Quién eres tú?



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