jueves, 21 de noviembre de 2019

PARA SIEMPRE CONTIGO: CAPITULO 28





Después de haber pasado el fin de semana juntos, Paula y Pedro no podían estar sin verse y quedaron todas las noches de la semana. 


Pedro siempre tenía invitaciones para asistir a actos benéficos y cuando decidía ir, le pedía a Paula que lo acompañara. Al principio, ella solo aceptaba porque Pedro le decía que no podría sobrevivir sin que ella estuviera a su lado. Poco a poco, Paula llegó a disfrutar de esos actos y encontraba divertido conocer gente nueva. Notó que la timidez que la caracterizaba desde hacía mucho tiempo se desvanecía y daba paso a una mujer abierta y sociable.


Sus amigas, Silvia, Lila y Yanina, fueron las primeras en notar que Paula había cambiado. 


Después de pasar el fin de semana con Pedro, Paula se sintió segura acerca de la relación y decidió contárselo a sus amigas. Quedaron a comer en J.J's Deli, una cafetería que estaba cerca de Colette, y Paula contestó a todas las preguntas que le hicieron sus amigas. Bueno, a casi todas.


Sus amigas estaban encantadas de que a Paula todo le fuera tan bien, y se felicitaron entre ellas por haberla dejado tan guapa el día de la subasta.


A Paula le parecía que había pasado mucho tiempo desde entonces, aunque solo habían pasado dos semanas.


Una tarde, mientras limpiaba los cajones de su armario, descubrió que todavía no le había devuelto el broche a Rosa. Bajó enseguida y llamó a la puerta de su casa. Rosa se alegró de verla y le preguntó dónde se había metido porque hacía tiempo que no la veía.


Paula entró en la casa y aceptó el té que le ofreció Rosa. El salón de esa casa era uno de los lugares que Paula encontraba más apacibles y allí le resultaba fácil contar sus más íntimos secretos.


No tardó mucho en contarle todo acerca de Pedro. Rosa la escuchó con una sonrisa, y Paula sospechaba que estaba recordando alguna historia romántica de su pasado.


—Confía en tu corazón, Paula, y no te dejes llevar por tus miedos —le dijo Rosa una vez que ella había terminado de contarle la historia—. Cuando llegue el momento, sabrás qué es lo que tienes que hacer.


Cuando Paula le devolvió el broche, Rosa no quiso aceptarlo. Paula no comprendía por qué. Era una pieza valiosa y era evidente que para ella tenía muchísimo valor sentimental. Pero Rosa insistió en que lo guardara algún tiempo más. Por mucho que Paula se lo preguntara, ella no le explicaba cuáles eran los motivos, y estaba tan decidida a que se lo quedara, que Paula no pudo rechazar el broche.


Su relación con Pedro hizo que cambiara en algunas cosas: tenía un aspecto diferente, actuaba de manera distinta e incluso tenía ideas nuevas tanto en el trabajo que hacía en Colette como en las esculturas que hacía en el estudio. Pedro no se cansaba de decirle que era maravillosa y muy atractiva. Con él se sentía única.


Cuando pensaba en la relación que había mantenido con Fernando Stark, se preguntaba si realmente había estado enamorada de él. Nunca había sentido la conexión que sentía con Pedro. Cada vez que hacían el amor, lo deseaba aún más.


Nunca volvió a preocuparse por no ser la amante adecuada. Cuando hacía el amor con él, descubría aspectos de sí misma que no sabía que existían. Jamás había respondido ante Fernando de la misma manera que respondía ante Pedro, y dudaba de que pudiera responder así ante ningún otro hombre.


A veces, se preocupaba por el futuro. ¿Adónde iban a llegar? Aparte de sus miedos, sentía que Pedro estaba más afectado por el fracaso de su matrimonio de lo que él pensaba. Una noche que estaban hablando, tumbados uno al lado del otro, él le confirmó sus sospechas y le dijo que Susana lo había abandonado por otro hombre. Aunque Paula no podía verle la cara en la oscuridad, sí notaba el dolor que había en su voz.


Lo abrazó y trató de que olvidara el sufrimiento. 


Comprendía muy bien cómo se sentía. Ella no quería hacerle daño, pero, ¿terminaría decepcionándolo algún día?


Aunque todavía no le había dicho que la quería, cuando Pedro hablaba del futuro siempre la incluía en sus planes. A Paula le gustaba soñar que se convertía en la esposa de Pedro, pero también sabía que él deseaba tener hijos, y que ella no estaba preparada para la maternidad… y que nunca lo estaría. Ese era el principal obstáculo con que se iban a encontrar. No quería pensar en ello. Cuando estaba lejos de él, se le ocurrían miles de motivos por los que la relación podría no funcionar y por los que debía cortarla antes de que le destrozara el corazón. 


Sabía que Pedro le había ayudado mucho a superar sus inseguridades. Pero la idea de enamorarse de él, la aterrorizaba.


Cuando Pedro estaba con ella, su sonrisa hacía que todos sus miedos desaparecieran. Le encantaba estar junto a él, oír su voz y mirarlo a los ojos. Sabía que nunca se cansaría de hacerlo. En los momentos en que sus miedos hacían sombra a su felicidad, Paula recordaba el consejo que le había dado Rosa: que confiara en su corazón y que cuando llegara el momento, tomaría la decisión adecuada.




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