viernes, 25 de octubre de 2019
UN HOMBRE MUY ESPECIAL: CAPITULO 7
Pedro dio la vuelta a la esquina, contento como no lo había estado en mucho tiempo. Cruzó la calle y saludó de lejos al señor de la gorra de béisbol que siempre le decía hola. Quizá fuera un vagabundo o tal vez un millonario; eso era lo que le gustaba de esa ciudad, nunca se sabía.
Lo que sí sabía era que a la intrépida Paula le gustaba su aspecto. Era increíble que los científicos se hubieran empeñado en realizar estudios para comprobar si se podía percibir cuándo alguien te estaba mirando aunque no se viese a esa persona. Él había notado perfectamente los ojos de Paula clavados en él mientras se alejaba de ella. Y eso lo había hecho sentir muy bien.
Aquel encuentro fortuito le había dado una buenísima idea: a lo mejor podía mantener escondido durante un tiempo a Pedro Alfonso y su magnífica cuenta corriente. Mientras tanto, siendo un anónimo desconocido, tendría la oportunidad de planear un par de encuentros accidentales con su encantadora vecina. Era un plan sin riesgos.
Seguro que a ella tampoco le venía mal un poco de distracción inocente del duro trabajo de criar a dos niños como aquellos sin la ayuda de nadie. Con su nueva identidad, Pedro no tendría que profundizar más de lo estrictamente necesario, y Paula podría divertirse por partida doble.
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