miércoles, 16 de octubre de 2019

LOS SECRETOS DE UNA MUJER: CAPITULO 53




Cuando llegaron al restaurante, todos estaban ya sentados a la mesa.


Paula caminaba un par de pasos por detrás de Margo, quería darle protagonismo.


Hernan estaba sentado al otro lado de la mesa, con Pedro y una explosiva rubia a su lado. 


Margo y Paula se sentaron al otro extremo, al lado de las hermanas Granger. Ella se esforzó por ocupar la silla que estaba vacía al lado del profesor Sheldon, no quería que Margo tuviera que sufrir esa noche los comentarios de su padre.


Todos se quedaron en silencio, mirándolas como si fueran dos extraterrestres. Justo lo que había querido lograr.


—Querida Margo, estás… —comenzó Lily—. Estás preciosa.


—Gracias, Lily. Pero el mérito es todo de…


—De Margo —la interrumpió Paula.


—Bueno, el caso es que estás muy guapa —apuntó Lyle.


Margo agradeció los halagos y alabó las coloridas túnicas de las hermanas.


—Te lo agradezco, querida —le dijo Lyle—. A mi edad, tengo que ponerme estos colores para que la gente me mire.


Todos rieron su buen humor. Paula admiraba la ilusión y entusiasmo de esas señoras. Soñaba con poder llegar a su edad con el mismo espíritu positivo.


Hernan no podía dejar de mirar a Margo.


—¿No nos vas a presentar a tu amiga? —le dijo Paula.


Él carraspeó y miró a la joven con algo de sorpresa. Parecía haberse olvidado de su presencia.


—Por supuesto. Esta es…


—Peyton —terminó Pedro al ver que su amigo se había quedado en blanco.


—Hamilton —intervino Hernan—. Peyton Hamilton.


—Hola, Peyton —la saludó Paula—. ¿Qué estás haciendo en la isla?


—Estoy trabajando. Participo en unas sesiones fotográficas en otro hotel de la playa. Pero es una visita muy breve. Mañana mismo nos vamos a Saint Barts.


—Entonces, ¿eres modelo?


La joven rubia asintió.


—Así es como conocí a Hernan. Usamos su yate para una sesión de fotos.


Podía percibir cómo Margo se iba abatiendo cada vez más y decidió intervenir.


—Debe de ser muy complicado combinar el trabajo de modelo con los estudios —le dijo Paula.


—Bueno, ya no estudio. Dejé el instituto a los dieciséis años. Además, ¿quién necesita todo eso? ¿No?


Paula miró a Hernan y sonrió.


—Claro, claro.


Vio cómo Hernan miraba de nuevo a Margo. 


Parecía claro que estaba comparando a las dos mujeres. Tanto como que era Peyton la que salía perdiendo.




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