martes, 24 de septiembre de 2019
UN ÁNGEL: CAPITULO 18
—…Y entonces fue cuando… Paula, ¿me estás escuchando?
Paula miró a Sara, con las mejillas encendidas.
No podía separar la vista de la ventana por la que veía a Pedro lavándose, con la camisa quitada.
—No me extraña —dijo Sara con una risita—. Aunque estoy enamorada de Kevin no me negaría el placer de mirar una cosa así.
Paula se puso todavía más colorada y empezó a colocar los platos sobre la mesa, con la imagen de Pedro todavía en la mente.
—No te avergüences, niña —le indicó Sara cariñosa—. Necesitas algo de emoción en tu vida. Y eso… —dijo mirando a Pedro por la ventana—. Es emoción suficiente para cualquier mujer.
Paula no pudo evitar un suspiro.
—¿Qué te pasa, Paula? No me digas que no piensas lo mismo. He visto cómo lo miras.
—Mirar es lo único que puedo hacer —murmuró Paula.
—¿Qué quieres decir?
—Míralo, Sara. Podría conseguir la mujer que quisiera con sólo chasquear los dedos.
—¿Y eso qué te importa, si la elegida eres tú?
—¿Y por qué habría de ser así? —preguntó, enrojeciendo de nuevo.
—Así que es eso, ¿verdad? Bueno, pues tengo noticias para ti, querida. Él pasa el mismo tiempo que tú mirándote cuando sabe que tú no lo ves.
Paula puso cara de incredulidad, pero no pudieron seguir hablando porque empezaron a entrar los hombres que estaban hambrientos.
Paula no levantó la vista del plato en toda la cena.
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