martes, 3 de septiembre de 2019

COMPLICADO: CAPITULO 23




Pedro me saca la silla y me siento a la mesa. Me siento más ligera y sé que no son sólo sus palabras, sino el orgasmo con el que me sacudió el cuerpo. El borde que he estado montando todo el día se ha ido y por ahora me siento relajada y tranquila. Todavía hay un dolor que necesita ser llenado, pero sé que Pedro se encargará de eso más tarde. Por ahora vamos a disfrutar de nuestra noche juntos.


—¿Por qué te sonrojas?— pregunta Laura con una sabia sonrisa en su rostro.


No sabía que lo era, pero mis mejillas están calientes. No es por ruborizarse, es por lo que Pedro me hizo y esta vez pude disfrutarlo un poco más.


—Silencio—, digo en voz baja, haciéndola reír mientras Pedro se sienta a mi lado. A diferencia de la noche anterior, cuando se acercó sigilosamente a mi silla debajo de la mesa, esta noche la agarra abiertamente y la tira lo más cerca posible de él.


—Por fin—. Laura baja la cabeza dramáticamente hacia atrás y da un largo suspiro de alivio.


—¿Qué quieres decir con por fin?— Ella ha hecho muchos comentarios sobre Pedro antes, pero me sorprende que pensara que esto pasaría en realidad.


—Sabía que esto iba a pasar.— Señala hacia adelante y hacia atrás entre Pedro y yo. —Pasó una eternidad antes de que ustedes cedieran a esto.


—¿Sabías que pasaba algo?— Miro a Luis y como siempre no puedo leer su cara.


—Sí, sabía que algo pasaba. Ustedes dos se evitan el uno al otro como la plaga y sé que no se odian, así que tuvo que ser otra cosa. Creo que todos lo sabemos ahora.


Luis asiente con la cabeza. 


—Todos los chicos excepto el idiota de Eric saben que no deben hablar de Paula o pierdes la cabeza.


—¿En serio?— Miro a Pedro, que se encoge de hombros como Luis. Nadie me invitó al baile, espera a Eric y él sólo lo hizo porque Pedro se puso furioso.


—Te evita, pero no quiere que otros hombres se acerquen a ti y se esfuerza para asegurarse de que tienes cosas que necesitas para ser feliz. Todas esas pequeñas cosas tienen sentido.


—Sé que nos evitamos el uno al otro, pero...— sin saber de las otras cosas de las que el está hablando.


—Me manda un mensaje de texto sobre ti—, dice Laura y miro a Pedro con sorpresa.


—¿Le mandas un mensaje?— No creí que hablaran, excepto para ser amables cuando ella estaba en nuestra casa.


—A veces—, responde Pedro con otro de esos encogimientos de hombros. 


—Está lleno de eso. Siempre está preguntando si llegamos a donde íbamos con seguridad y si estamos fuera. Me pregunta si te comiste todo el almuerzo o por qué te ves tan malhumorada a veces— y mi cara se calienta de nuevo. —No dije nada porque pensé que ustedes dos deberían averiguarlo. En la pequeña posibilidad de que me equivocara, podría haberte hecho las cosas muy raras.


Estoy aturdido por sus palabras.


—Te lo dije, Paula, estoy enamorado de ti.— Mi corazón se salta un latido de la misma manera que cuando me lo dijo por primera vez.


—Algunas personas no pueden ver lo que está justo frente a sus caras. 


Laura mira a Luis. Cómo cambian las cosas. Él sigue tratando de tocarla y ella rehúye.


Ella realmente va a hacer que él trabaje por ello ahora.


—Ya veo.— La voz de Luis es baja y retumba como un gruñido. 


—Confía en mí, ya veo.— Esta vez su expresión realmente cambia y veo ese mismo brillo en sus ojos que Pedro tuvo cuando me puso las manos encima. 


—Deja de alejarte de mí.— Mi boca se abre cuando la saca de su silla y la pone en su regazo. No puedes huir de un tipo como Luis y creo que todos lo estamos viendo ahora. —
He estado esperando a que el fútbol se acabe—, le dice. —Sabía que una vez que esto comenzara...


Laura lo interrumpe.


 —¿Qué tal la próxima temporada o la siguiente?— Oh, ya está planeando con años de antelación. Me hace pensar en dónde estaré el 
año que viene y dónde terminará Pedro.


Se inclina y su boca me roza la oreja. 


—No pienses demasiado, Paula. Estaremos juntos.


Dejé escapar un aliento que no me había dado cuenta de que estaba aguantando.


Dios, realmente me conoce. Creo que eso también me lo he estado perdiendo, pero Pedro lo está haciendo a escondidas y es realmente adorable. Si pudiera enamorarme más de él de lo que ya estoy, lo habría hecho.


—Yo estaba llegando—, ofrece Luis, pero aun así Laura no se lo permite.


—Es un planificador—, dice Pedro en defensa de Luis.


—Bueno, soy impaciente. Es algo con lo que tendrás que aprender a lidiar—.vLevanta la barbilla desafiante pero no hace ningún movimiento para bajarse del regazo de Luis. El camarero se acerca a nuestra mesa, pero Luis le echa un vistazo y se da la vuelta y se aleja.


—Nunca tendré comida—, le susurro a Pedro, y él se ríe mientras me envuelve con su brazo. Laura puede pelear todo el día con alguien cuando se enoja. Sus dedos van y vienen sobre mi hombro desnudo.


—Yo también tuve que hablar con tu papá—, agrega Luis, tomándonos por sorpresa.


Luis es muy unida con su padre, ya que sólo son ellos dos. Mamá incluso le preguntó a Laura si quería acompañarnos en nuestro día de spa, pero nos rechazó porque su papá ya había hecho planes para ellos. Puede que Laura no tenga madre, pero su padre se asegura de cumplir ambos papeles.


—¿Hablaste con mi padre?— Ella se ablanda en mientras mis ojos rebotan entre ellos.


—Sí. ¿Por qué crees que no era un gilipollas cuando llegué para recogerte?


—¿Porque estaba de buen humor?— Parpadea, un poco sorprendida de que no se le haya ocurrido.


Pensé que el Sr. K estaba de acuerdo con todo porque pensó que era un evento grupal, así que no es gran cosa. Parece que Luis está prestando mucha más atención de la que pensamos si supiera hablar con su padre primero.


—Sí.— Él sonríe antes de inclinarse y la besa.


Puedo sentir mi propia sonrisa tonta mientras los observo hasta que Pedro se aclara la garganta después de que no ceden.


—¿Puedes hacerlo más tarde? Mi chica tiene hambre.


Luis se inclina a regañadientes hacia atrás y Laura se sienta en su silla, con aspecto de estar enamorada. Me inclino hacia Pedro y dejo que pida por mí porque conoce a todos mis favoritos, luego caemos en una conversación fácil.


Nos reímos y hablamos y se siente tan natural.


Por un momento creo que nos hemos estado perdiendo esto todo el tiempo, pero en realidad es parte de crecer. Hemos aprendido quiénes somos y hemos encontrado nuestro camino mientras nadamos a través de una piscina de emociones. Estoy feliz de que todos estén de acuerdo. Me permití disfrutar de la cena y de todos los toques de Pedro antes de irnos al baile.


—¿Estás lista para esto?— pregunta Pedro.


Me besa el hombro cuando salgo del coche y su mano se cierra con la mía.


Puedo decir que está tenso, no porque le importe lo que la gente pueda decir de él, sino porque está pensando en mí y en cómo lo manejaré.


—Estoy lista para terminar con esto.


—Al carajo con eso—, dice Laura. —No nos vestimos bien para terminar con esto. Vamos a divertirnos y todos los demás pueden besarnos el trasero.


Luis la acerca y murmura algo acerca de que él es el único que le besa el trasero. Pedro no oculta que estamos juntos mientras me abraza.


Lo miro y de repente le digo: —No quiero que bailes con Courtney.


—Nunca lo iba a hacer. Sólo estoy bailando con una chica—. Se inclina y toca sus labios contra los míos. —Mi chica—, dice antes de besarme delante de la escuela. Me inclino hacia él mientras el beso se profundiza y mi lengua se desliza en su boca para robarle el sabor.


—No hay PDA en la escuela—, escuché que ladró detrás de nosotros y me alejé de Pedro.


—Entrenador, juro que cuando termine la temporada, voy a golpear...


El entrenador Chris está ahí parado sonriéndonos. 


—Entra—, dice, señalando las puertas y riendo.


Pedro me mantiene cerca mientras entramos juntos y algunas personas nos miran. Si no fuera por Courtney, creo que la gente se habría olvidado de Pedro y yo. Ella se aseguró de difundirlo por todas partes y lo vislumbré cuando finalmente le eché un vistazo a mi teléfono. Junto con un millón de mensajes de Pedro diciéndome que me extrañaba y que no podía esperar para verme, hay algunos que me dicen que responda a su texto.


Nadie dice nada mientras entramos, y de hecho, cada vez que pasamos a uno de los chicos del equipo de fútbol se chocan las manos con Pedro y Luis.


—Baila conmigo—, exige Pedro mientras me arrastra a la pista de baile.


Me olvido de todos los demás y dejo que él me guíe y todo parece normal.


Algunas personas nos miran, pero creo que no importa con quién estuviera Pedro


—Descanso para ir al baño—, Laura grita sobre la música unas cuantas canciones más tarde.


Pedro me da un beso antes de dejarme ir. 


—Te traeré un trago—, me dice y yo asiento.




1 comentario:

  1. Wowwwwwwwwwwww, la que se va a armar en la casa ame parece. Buenísimos los 3 caps.

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