miércoles, 28 de agosto de 2019

COMPLICADO: CAPITULO 2




Nueve años de edad


—Chicos, dije hora de acostarse hace media hora—, dice Carmen cuando entra a mi habitación.


Paula y yo hemos estado jugando el nuevo juego de Mario desde que salimos corriendo de la escuela. Lo consiguió para su cumpleaños la semana pasada y casi lo hemos superado.


—Mamá, vamos, ya casi llegamos al final—, 
suplica Paula


—Cinco minutos más. Por favor.


—No, ambos tienen clases de natación y fútbol mañana. Serás un osito si te levantas más tarde


Paula golpea su pie mientras ella entra al baño para lavarse los dientes. Estoy tan loca como ella, pero no me gusta mostrarlo frente a Carmen. Ella es mi madrastra, pero básicamente ha sido mi madre desde el día en que la conocí.


Mi verdadera madre murió cuando yo era solo un bebé y mi padre me crió solo hasta que la conoció. Por supuesto, que tuvo ayuda con las niñeras, pero cuando Carmen apareció era como una madre de verdad. Me enseñó a atarme los zapatos y a hacer galletas. No sabía realmente lo que me estaba perdiendo hasta que ella llegó, y ahora no quiero hacer nada que pueda hacer que se vaya.


—¿Mamá?— Digo mientras Paula está fuera del alcance del oído.


—¿Sí, amigo?— Ella está en mi habitación guardando una pila de ropa y me siento en el borde de la cama. Debo estar en silencio demasiado tiempo porque ella se da vuelta y me mira. —¿Está todo bien, Pedro?


—Es “Muffins for Moms” mañana y yo, um, quería saber si vendrías a mi clase—. Me quedo mirando fijamente a mis pies mientras los pateo de un lado a otro. No sé por qué estoy tan nervioso por preguntarle.


La siento caminar y sentarse en la cama de al lado. Después de un momento miro hacia arriba y la veo sonreírme tan dulcemente.


—Sé que es mañana. Lo he tenido en mi calendario toda la semana. Por supuesto que estaré allí, lo sabes. —Ella pone un brazo alrededor de mí y me inclino en su suavidad. 


Ella siempre es tan cálida, puedo ver por qué a mi papá le gusta abrazarla.


—Está bien, genial—. Trato de hacerlo como si no estuviera preocupado, pero en el fondo el nudo en mi estómago se afloja.


—Iré a la clase de Paula y luego iré a la tuya. Pero no te preocupes, guardaré espacio. 


Me guiña un ojo y yo sonrío de nuevo, dándome cuenta de que estaba preocupado sin razón alguna.


Paula y yo estamos en el mismo grado, pero después de comunicarnos sin parar hasta el jardín de infantes y el primer grado, nuestros padres nos hicieron separarnos. Todavía puedo verla durante todo el día y tenemos un recreo a la misma hora para que no sea tan malo. Es mi mejor amiga, así que ojalá pudiéramos pasar todo el tiempo juntos.


—Buenas noches, mamá—, dice Paula mientras se sube al colchón de aire en el piso que ya está montado. Mamá lo puso aquí para el cumpleaños de Paula y ha estado aquí desde entonces.


—Buenas noches, Paulita—. Se inclina y la abraza mientras me meto en mi cama y ella viene y hace lo mismo.


—Duerme un poco, amigo—, dice mientras me mete. —No puedo esperar a mañana—, susurra antes de apagar la luz y cerrar la puerta.


Tan pronto como la puerta se cierra, siento que mi cama se hunde y Paula se arrastra a mi lado. 


—¿Cuánto tiempo crees que tenemos antes de que podamos comenzar a jugar de nuevo?


—Tal vez deberíamos simplemente dormir un poco?— Digo, nunca queriendo ser la que enoja a mamá. Guardo todas mis cosas furtivas para papá.


—No, ella enviará a papá aquí si nos escucha. Recuerda que se turnan.


—Es cierto—, le digo, sonriéndole y agarrando los controles remotos de nuevo.


—Baja el volumen—, susurra Paula cuando la consola de juegos cobra vida.


—Solo recuerda que si papá aparece, estoy fingiendo estar dormido—, le digo porque ambos sabemos que no se enojará con Paula.


—Eres terrible para fingir dormir.


—Toma, coge la negra, tiene más poder—, le digo, dándosela a ella.


—Gracias.


—Tú eres Mario esta vez. Eres mejor con los saltos. 


La veo jugar un rato antes de unirme a ella. Ella siempre está tan feliz cuando está jugando y aunque ambos estamos cansados, no rechazaría la oportunidad de jugar con ella.


Terminamos quedándonos mucho más tiempo de lo que pensábamos, pero ganamos la partida. 


Después ambos caemos en mi cama y nos desmayamos, pero justo cuando me quedo dormido pienso en lo genial que es vivir con mi mejor amiga. Nunca entendí cuando algunos de mis amigos de la escuela se quejaban de sus hermanas. Paula es increíble.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario