miércoles, 28 de agosto de 2019

COMPLICADO: CAPITULO 1




Cinco años de edad


—¿Es eso un castillo?— Chillo cuando me quito el cinturón de seguridad antes de que mi madre pueda meter el auto completamente en el parque.


—Paulita—, me regaña, asintiendo con la cabeza al cinturón de seguridad.


—¡Lo siento!— Grito mientras abro la puerta del auto y salgo.


—¿Vive en un castillo, señor Alfonso?—, Le pregunto, corriendo hacia él.


Conozco al Sr. Alfonso desde hace un tiempo. Él era el jefe de mi madre en el trabajo. Creo que él lo posee o algo así. Salto hacia él y él se inclina para atraparme en el aire.


—David—, me recuerda mientras me levanta.


—¿Vives en un castillo, David? —Pregunto nuevamente.


Es difícil recordar llamarlo David. Todos los demás lo llaman Sr. Alfonso, incluso mamá cuando está en el trabajo. La única vez que ella lo llama David es cuando estamos solos con él o ella me habla de él. Puedo verlo en grupos, ya que mi madre me tiene que llevar a trabajar con ella a veces. Él me deja jugar en su oficina, y cuando pedimos el almuerzo siempre me escurre el postre.


—Estaba pensando en vivir aquí—. Me sonríe. 


—Pero un castillo necesita una princesa—. Sé que se está burlando de mí. También sé que esto no es realmente un castillo, pero se parece a uno. No solo eso, sino que hay mucha tierra por todas partes. Mamá y yo no tenemos patio, así que tenemos que conducir hasta el parque si queremos jugar afuera.


—Lo siento, mami—, digo antes de que ella pueda regañarme otra vez. Salí del coche demasiado rápido, pero era un castillo y me emocioné.


—¿Conoces alguna princesa, Paula?— David me pregunta.


—No es real—. Aprieto la nariz mientras pienso y recuerdo que David siempre me llama princesa.


—¿No eres mi princesa?— Pregunta.


Cuando miro a mi madre, veo que se está mordiendo el labio inferior.


—¿Tuya?— Pregunto, sin entender lo que quiere decir.


—Bueno, me gustaría que lo fueras, si me dieras ese honor—. Miro a mi madre para ver qué dice.


—David y yo queremos casarnos, Paulita—. Chillé cuando lanzo mis brazos alrededor de David y lo abrazo con fuerza. —Bueno, eso fue más fácil de lo que pensé que iba a ser—, escuché a mi madre decir con una pequeña risa en su voz.


—¿Podemos celebrar una boda y vivir en este castillo?— Todo el cuerpo de David tiembla mientras trata de ocultar una risa. —¿Eso significa que serás mi papá?


Nunca he tenido un padre antes, pero a veces simulo secretamente que David es mío. Él siempre es muy dulce conmigo y con mi madre, y no tenemos ninguna otra familia aparte de nosotras dos.


—Si quieres que lo sea.— Asiento con la cabeza y siento que mis trenzas se menean. —Pero sabes que tengo un hijo, princesa, así que también seré su padre.


Recuerdo la imagen que se sienta en su escritorio del chico de cabello oscuro.


Nunca lo he visto antes, pero he oído a David hablar de él.


David se vuelve un poco y veo al mismo chico de la imagen parado en la entrada de la casa y nos está mirando. David me pone de pie mientras el chico camina hacia mí.


Pedro, este es Paula—. Pedro se parece a David y yo le sonreímos. Me estudia por un segundo y es la misma cara que hace David cuando mira la pantalla de su computadora en el trabajo. Después de un momento, me tiende la mano y la tomo, pero no la suelta como se supone que debes.


—¿Quieres jugar?— Pregunta.


No parece que juegue. Está en una camisa y pantalones abotonados y está muy limpio. Tal vez por eso se parece tanto a su papá. Se visten igual. Normalmente no me gusta jugar con niños porque no quieren jugar con mis muñecas. 


Aunque podría.


—Sí—, estoy de acuerdo y suelto su mano. Corro de vuelta al coche para agarrar mi mochila y luego corro hacia él —Tengo barbies.


Él mira a al muñeco Ken que le ofrezco y por un segundo creo que me va a decir que no. Pero él extiende su mano y lo toma y asiente.


—Está bien—, dice y yo sonrío aún más grande.


No solo voy a tener un papá, sino que también tengo un hermano. Este es el mejor día de todos.




No hay comentarios.:

Publicar un comentario