miércoles, 17 de julio de 2019

INTENTO DE MATRIMONIO: CAPITULO 8





Eran las diez y cuarto cuando sonó el teléfono de la mesilla de Paula. No pudo evitar sobresaltarse, aunque llevaba cerca de una hora esperando la llamada de Mariano, para avisarla de que se hallaba en camino. Dejó a un lado el libro que había estado leyendo antes de contestar.


—¿Diga?


No hubo respuesta. Solo el leve rumor de una respiración al otro lado de la línea. Se le aceleró el corazón.


—¿Quién es usted? ¿Por qué... por qué hace esto?


—¿Te encuentras bien, Paula?


Era Mariano. Soltó el aliento que había estado conteniendo hasta ese instante.


—Ahora sí. Esta mañana recibí una llamada muy extraña, y como no respondiste de inmediato, temí que se tratara de la misma persona.


—No, solo estaba apuntando unas notas en el informe de un paciente. ¿Qué tipo de llamada era esa?


—Oh, nada importante. Te lo contaré cuando vengas. ¿Cuándo podrás estar aquí?


—Salgo ahora mismo del hospital.


—Bien. Te estaré esperando.


Lo esperaría ansiosa, pensó mientras colgaba. 


Pero no para hablarle de aquella extraña llamada, sino para anunciarle que ya había tomado una decisión y que volvería a la universidad en enero. Se levantó de la cama, caminó descalza por la habitación y abrió el segundo cajón de la antigua cómoda de caoba. 


Debajo de varias prendas de seda, encontró el conjunto de ropa interior negra que Mariano le había regalado durante su luna de miel.


No pretendía en absoluto manipular la situación a su favor, pero la lencería negra constituía todo un recurso tan bueno como cualquier otro para llamar la atención de Mariano. Lencería negra y whisky con hielo. Esa combinación podría hacerle mucho más digerible la noticia.






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