lunes, 1 de julio de 2019

CAER EN LA TENTACIÓN: CAPITULO 38




Ella se estremeció. Nunca había visto a Alfonso tan furioso. Era un espectáculo verlo enfadado, tan grande, tan fuerte y hablando tan alto. No lo temía porque sabía que nunca le haría daño. 


Aunque eso no evitaba que se sintiera un poco intimidada. Pero comprendía su punto de vista.


Alfonso era tan orgulloso como ella. Y así como ella no quería su caridad, él no quería su dinero. 


Estaban empatados.


A menos que ella encontrara alguna otra forma de compensarlo, sin que él se enterara hasta que ya estuviera hecho. Una idea empezó a formarse en su mente y Paula se sintió mejor. 


Algunos de sus clientes eran mecánicos, seguro que alguno podía arreglar la moto de Alfonso.


Paula asintió.


—De acuerdo —dijo suavemente, dejándole creer que había ganado aquel asalto—. No volveré a intentar pagarte.


—Me alegro.


—Pero tienes que comer más.


Él la miró con curiosidad, quitó el freno de mano y arrancó.


—¿Por qué? —preguntó él.


—Si lo que vas a obtener a cambio de tu trabajo, es un techo y comida, no es justo que sólo te alimentes de las hamburguesas que prepara Zeke.


Él no contestó nada durante unos minutos. Paula observó que agarraba el volante con firmeza.


—Me estás alimentando de muchas más formas que ésa —afirmó él en voz baja pero con pasión.


Al principio, Paula pensó en las referencias más traviesas de ese comentario. Pero por la forma en que él lo había dicho, ella sospechó que no hablaba de la forma en que la había devorado cada noche.


Paula pasó el resto del viaje preguntándose a qué se había referido él.




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