miércoles, 8 de mayo de 2019

TRAICIÓN: CAPITULO 15





Paula vio el cambio súbito que se producía en él. La tensión que daba rigidez a su cuerpo, que ella sospechaba que era un reflejo de la tensión que sentía también ella. Y supo lo que iba a ocurrir por la expresión de la cara de él, por la mirada de deseo que activó una necesidad parecida en lo más profundo de ella.


Pedro –susurró.


Pero sonó más como una plegaria que como una protesta. Él la abrazó y ella le dejó, sin hacer caso a las objeciones que poblaban su mente. Y en el momento en que la tocó, estuvo perdida.


Él la besó en la boca y ella oyó su gemido de triunfo cuando le devolvió el beso. Abrió los labios y él le deslizó la lengua en la boca para profundizar el beso. Se balanceó contra él y clavó las uñas en su pecho a través de la fina seda de la camisa. Y Pedro movió las caderas contra las de ella con urgencia y deslizó la mano dentro del corpiño del vestido para rozarle los pechos sin sujetador con los dedos. Y ella también le permitió eso. ¿Cómo iba a pararlo cuando lo deseaba tanto?


Él lanzó un gemido apagado mientras exploraba cada pezón y ella sintió que su ropa interior se humedecía. ¿Le iba a hacer el amor allí? ¿La tumbaría sobre la arena suave sin darle tiempo a protestar? Sí. Eso le gustaría. No quería que nada destruyera el momento, porque aquello había tardado mucho en llegar. Ocho años, para ser exactos. Ocho largos y áridos años en los que había sentido su cuerpo como si fuera de cartón y no de carne y hueso receptivos. Paula tragó saliva. No quería tiempo para pensar dos veces en lo que estaba a punto de ocurrir, quería dejarse llevar y ser espontánea. Una oleada de excitación la embargó hasta que recordó lo que llevaba. Separó los labios de los de él y se apartó.


–El vestido –musitó.


Él la miró sin comprender.


–¿El vestido? –preguntó.


–No es mío, ¿recuerdas? No quiero… estropearlo.


–Por supuesto. Es un vestido prestado –dijo él.


Su mirada se endureció y un aleteo de triunfo tiñó su sonrisa. La tomó en brazos y caminó con ella por la arena hacia la casita.




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