viernes, 8 de marzo de 2019

AS HOT AS IT GETS: CAPITULO 18




Unos minutos después, salía del club hacia una noche ventosa y lluviosa. Las candilejas iluminaban los diferentes caminos del centro Pedro eligió la ruta más directa para dirigirse a su habitación. Pero Paula retrocedió, obligándolo a detenerse en un banco situado entre las palmeras.


Pedro se volvió y la miró al tiempo que la lluvia intermitente caía sobre ellos. El viento moldeaba el vestido contra su cuerpo y la lluvia y el sudor empapaban su piel. Algunos mechones de pelo se pegaban a su rostro. Era como el vivo retrato del sexo.


—¿Qué demonios era eso? —le preguntó Pedro furioso.


Paula se encogió de hombros y curvó los labios en una sonrisa coqueta.


—Sólo un poco de diversión. ¿Por qué me has sacado tan rápido?


—¿Por qué estabas bailando con esa mujer?


—¿No te has sentido tentado?


—¿Qué hombre no se habría sentido tentado?


—Pero no lo suficiente como para unirte a nosotras —liberó su mano y se cruzó de brazos.


—Tengo otros planes en mente —contestó, recorriéndola detenidamente con la mirada.


—Oh —Paula bajó la voz varias octavas—. Tienes razón, con una sola vez no es suficiente.


—No.


—Es posible que necesitemos toda la noche para que mi plan realmente funcione.


—Todavía no has contestado mi pregunta. ¿Por qué has empezado a bailar con esa mujer?


Paula suspiró.


—Sinceramente, nunca había hecho el amor en una pista de baile y tampoco he estado con una chica. Así que supongo que he imaginado que esta noche podía ser también la primera vez.


—¿Estabas intentando deshacerte de mí?


—¿Invitándote a un trío? Yo creía que a todos los hombres les encantaba.


Había algo en su voz que resultaba tenso, falso y Pedro empezó a hacerse una verdadera imagen de lo que había ocurrido.


—Y de esa forma nos habría resultado mucho más fácil separarnos —dijo.


Una forma muy retorcida de deshacerse de él.
Paula se encogió de hombros.


—A lo mejor sólo te estaba ofreciendo una manera cómoda de quitarte de en medio.


En la mente de Pedro comenzaba a forjarse una pregunta: ¿sería posible encontrar una forma de separarse cómodamente de ella después de lo que acababa de pasar?


Algo tan increíble, tan fuera de control, tan intenso…


—A mí el sexo me gusta de uno en uno —dijo, secándose una gota que acababa de caerle en la frente.


—A mí también —contestó Paula con expresión traviesa.


Por encima de sus cabezas, comenzó a retumbar un trueno y el sonido de las gotas de lluvia cayendo sobre las hojas de las palmeras era cada vez más intenso. Una ráfaga de viento los azotó y, en cuestión de segundos, la lluvia se había convertido en un torrencial aguacero.


En medio de la noche y a través de la lluvia, Pedro distinguió el inconfundible brillo de excitación que iluminaba la mirada de Paula.


—Todavía tenemos mucho trabajo que hacer —dijo, elevando la voz por encima del estruendo de la tormenta.


—Montones y montones de trabajo.


—Exacto.


Pedro le tomó la mano y la condujo hasta su suite a través de la lluvia. Felizmente, Paula ni se resistió ni se quejó.


De momento al menos, era completamente suya.




No hay comentarios.:

Publicar un comentario