lunes, 21 de enero de 2019

AL CAER LA NOCHE: CAPITULO 61



El asesino de los parques de Prentice estaba sentado en su estudio. Un estudio desde el que se veía la sede del Prentice Times. Era un apartamento viejo y húmedo y los muebles y las cortinas apestaban a humo.


Pero por la vista merecía la pena conservarlo.


Tanto desde el estudio como desde la ventana de la cocina, podía saber si el coche de Paula estaba o no en el aparcamiento. A veces incluso la veía cuando se marchaba. Y si usaba los prismáticos, podía distinguir incluso sus facciones. Sus largas piernas. La plenitud de sus senos. Y sus labios seductores.


Pero la verdad era que no le había prestado mucha atención, hasta que aquella noche se había presentado en el parque con el vestido rojo. Estaba deseando verla con él otra vez. Y lo haría. Le pediría que se lo pusiera cuando fueran a matar a su próxima víctima.


Después, harían el amor. Y entonces Paula, comprendería que él era el hombre con el que debería haber estado siempre. Pero había cometido un error. Se había acostado con Pedro Alfonso. Y eso significaba que tendría que morir.



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