martes, 13 de noviembre de 2018

LA TRAMPA: CAPITULO 31




—Solucionaste la parte de nuestro encuentro muy bien —le dijo, cuando conducían de vuelta a casa.


—La necesidad aguza el ingenio, querida —dijo, encogiéndose de hombros.


—Últimamente lo hemos aguzado mucho, ¿no? —Replicó ella, intentando que su voz no denotara su amargura—. Ya somos casi tan mentirosos como Benjamin Cruz.


Él le lanzó una rápida mirada, pero no dijo nada.


—Ni siquiera me lo contaste —insistió ella.


—¿Para qué? Ya había ocurrido. En cualquier caso, ibas a casarte con ese tipo, estabas enamorada y todo eso. No me gusta reventar burbujas.


—Pero ni siquiera después. Cuando te dije que no lo quería, que fue sólo…


—¡Vale, vale! —interrumpió. No quería volver a oírle decir que fue por dinero—. Ahora ya lo sabes. ¿Por qué no lo dejamos? Tú estás mucho mejor sin él, y yo… —no acabó la frase, pero ella la oyó de todas formas… «¡Yo he cargado contigo!».


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