viernes, 2 de noviembre de 2018
BUSCANDO EL AMANTE PERFECTO: CAPITULO 38
¿Qué tiene esto que ver con el amor?
Más comentarios:
7. Timberwolf dice: Eurogirl, ¿dónde estás? ¿Te has enamorado o qué te pasa?
8. Juju dice: Timberwolf, tío, es lo más romántico que te he leído nunca.
9. Dharmachick dice: En serio, Eurogirl, estamos preocupadas por ti. ¿Por qué no escribes algo para confirmarnos que no has perecido en un estúpido accidente de góndola?
10. Emmy dice: Vamos amigas, siempre que Eurogirl ha desaparecido, todas hemos sabido lo que estaba haciendo. Teniendo sexo, al contrario que algunas de nosotras.
El paisaje italiano desfilaba ante sus ojos en una sucesión de idílicas escenas. Mientras conducía, Pedro lo contemplaba distraído, como si no lo estuviera viendo en realidad. A su lado, Nicholas cerró el Herald Tribune con un sonoro suspiro.
—¿Vas a pasarte todo el maldito día así?
Porque en ese caso, no creo que pueda seguir en este coche contigo. Me estás deprimiendo.
Pedro lo miró sin comprender.
—¿Qué?
—Anímate, hombre.
Volvió a concentrarse en la carretera y no dijo nada. Debería haberse tomado la separación de Paula como una ruptura más, una de tantas, pero no lo sentía así. De repente, nada más doblar una curva, el paisaje toscano se desplegó ante ellos en toda su belleza.
Nicholas, que había terminado antes de tiempo con sus asuntos en Munich, había quedado con Pedro en Florencia para viajar a Turín, donde le esperaba una nueva misión. El viejo volvió a suspirar.
—Mira, hay mujeres que merecen el esfuerzo de dejarlo todo por ellas. Son pocas, pero existen.
—No irás a aconsejarme sobre mujeres, ¿verdad?
—Parece que lo necesitas.
—Lo que necesito es salir de una vez de Italia. Pensé que era en eso en lo que ibas a ayudarme.
—No dejaste de acostarte con esa chica cuando te ordené que lo hicieras, ¿eh?
—Se volvió a los Estados Unidos, así que dejé de acostarme con ella.
—Sólo porque se marchó.
—¿Realmente crees que algunas mujeres valen el esfuerzo de renunciar a tu libertad y a todo lo que es importante para ti?
—Pregúntatelo a ti mismo: ¿qué es lo que te importa realmente a ti? —le espetó Nicholas.
—¿No fuiste tú quien me ordenó hace una semana que me alejara de ella?
—Sé que ya no pones tu corazón en el trabajo. Puedo verlo.
Pedro abrió la boca para protestar, pero ningún sonido salió de su garganta. La verdad era que todo había dejado de importarle cuando se marchó Paula.
—Yo me tropecé con una de esas mujeres una vez, y me comporté como un estúpido —le confesó de repente el viejo, sorprendiéndolo—. Renuncié a ella en lugar de renunciar a todo aquello que creía que me importaba y que no era realmente importante. Siempre me ha arrepentido de aquella decisión, y nunca he dejado de preguntarme cómo habría sido mi vida si me hubiera quedado con ella.
Pedro se sintió como si acabara de recibir una patada en el estómago. Estaba seguro de que él iba a pasarse el resto de su vida preguntándose cómo habría sido todo si se hubiera quedado con Paula.
—¿Por qué no te quedaste con ella?
—Por la misma razón por la que tú la has dejado marchar. Estaba terriblemente asustado.
—Yo no estoy asustado —replicó Pedro, pero las palabras sonaron falsas incluso a sus propios oídos.
Sí que estaba asustado. Tenía miedo de lo muy vulnerable que podía hacerle el amor, del gran poder que una mujer como Paula podía ejercer sobre él. Miedo de renunciar a una vida que conocía bien por otra de la que no sabía nada.
—Te estoy diciendo que no seas cobarde. Esa no es manera de vivir una vida.
Pedro nunca se había considerado un cobarde.
Siempre había vivido con riesgo, y se había enfrentado a peligros que habrían intimidado a la mayoría de los hombres, pero quizá… Quizá en lo que se refería a los riesgos del corazón, nunca se había visto obligado a demostrar su valentía.
O quizá, en lo que se refería a tales asuntos… no tenía ninguna valentía que demostrar.
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